Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1161

Cuando Nuria se fue, Ana levantó la vista, echó un ligero vistazo y luego dirigió su mirada hacia Francisco.

Francisco también la miró.

Los hermanos intercambiaron una mirada, quizás comprendiendo lo que el otro pensaba.

Ana también percibió en la mirada de Francisco que él había dejado ir a Nuria.

Eso estaba perfecto.

En la relación de dos personas, no había espacio para una tercera.

Aunque Ana había conocido a Judith ese mismo día, pudo observar en detalle, que parecía una persona encantadora, aunque con una personalidad fuerte.

Definitivamente no aceptaría que su novio todavía guardara a su exnovia en su corazón.

Disfrutaron juntos de la comida exquisita y pasaron un rato muy agradable.

Ana había llegado en su auto y no había bebido alcohol.

Luego, Francisco y Judith bebieron un poco de vino.

Ellos dos se fueron en taxi primero.

Ana se sintió un poco llena y pensó en dar un pequeño paseo por el mercado nocturno.

De repente, recordó que Fátima había mencionado que necesitaba dinero y que estaría vendiendo en el mercado nocturno productos que había diseñado y de los cuales aún tenía cantidad de inventario. Después de venderlo todo, no volvería al mercado.

De repente tuvo la fabulosa idea, podría abrir más cuentas en la transmisión en vivo.

Y podría darle a Fátima un horario para que ella transmitiera en vivo.

Como diseñadora, explicar los productos tal vez atraería bastante tráfico.

Y le daría a Fátima una cierta proporción de las ganancias.

Sin embargo, aún no había hablado de estas brillantes ideas con Fátima, más tarde, cuando la encontrara, podrían discutirlas.

A esa hora, el mercado nocturno estaba muy concurrido.

También estaba bastante fresco por la noche.

El mercado era extenso, y Ana no estaba segura de dónde exactamente estaba el puesto de Fátima.

Entonces, lo dejaría al azar.

Ana se detuvo y miró sorprendida a Valentina: —Yo también te vi.

Valentina se sorprendió por un momento y luego sonrió con amargura: —¿Me acompañas a comer algo de barbacoa?

Ana, que ya había comido demasiada barbacoa, y viendo la tristeza en los ojos de Valentina, no pudo decir que no y aceptó:—Vamos.

Entraron a un restaurante de barbacoa al azar, y después de que Valentina ordenara, le preguntó qué quería comer.

Ella simplemente pidió cinco brochetas de cordero.

Parece que, por la noche algunas emociones se intensifican.

De repente, Valentina también sintió la imperiosa necesidad de desahogarse.

—Fátima es mi novia.

Ana lo había adivinado.

—En la universidad, no muchas personas sabían sobre nuestra relación, el asistente Eduardo lo sabía. Ambas teníamos nuestros sueños, éramos jóvenes e intrépidas, gritando consignas todos los días, queriendo ser la estrella más brillante en nuestros respectivos campos en el futuro.

Pero desafortunadamente…. arruiné su futuro, y no tengo cara para verla.