Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1162

Ana no interrumpió a Valentina mientras hablaba.

Escuchaba atenta a Valentina contar su pasado con Fátima.

Al principio, fue Valentina quien tomó la iniciativa en su relación con Fátima.

En aquel entonces, muchas personas sentían un afecto especial por Fátima, incluyendo al asistente Eduardo, aunque nunca superó a Valentina.

Una vez que se unieron, se motivaban mutuamente y crecían de forma vertiginosa en sus respectivos campos.

Pero por desgracia, por ciertas razones, se vieron obligadas a separarse.

Valentina no especificó estas razones.

Hubo unos quince minutos en los que Valentina se sumió por completo en sus recuerdos, con los ojos llenos de dolor y nostalgia.

—Si no la hubiera involucrado en aquel entonces, ella no estaría viviendo esta realidad hoy. —Se reprochaba con gran tristeza Valentina.

Ana le aconsejó: —Todos necesitamos mirar hacia adelante. Fátima aún irradia una luz que brota hacia el sol y nunca ha renunciado a sus sueños.

Una persona que se conforma con la realidad y luego es derrotada pierde por completo todo brillo y se vuelve como un zombi sin pensamientos propios.

Pero en Fátima, Ana veía a alguien valiente, sin miedo alguno a enfrentar la realidad, avanzando con firmeza paso a paso hacia sus sueños.

Si Fátima hubiera renunciado a sus sueños, no seguiría dedicada al diseño de joyas.

Ella mantenía su sueño vivo de maneras que le eran propias.

Tener un puesto en el mercado nocturno era un claro ejemplo de la perseverancia de Fátima.

Ana admiraba a quienes, a pesar de las adversidades, mantenían con firmeza sus principios.

Al escuchar las palabras de Ana, el rostro de Valentina mostró sorpresa inicialmente, pero luego sonrió y dijo: —Ella parece frágil, pero una vez que decide algo, nunca se echa atrás.

En su expresión y sus palabras, Valentina no ocultaba sus sentimientos hacia Fátima.

A pesar de los años, los intensos sentimientos del pasado todavía residían en lo profundo su corazón.

Y con el tiempo, se volvían cada vez más irremplazables.

En su círculo social, no eran pocos quienes la buscaban, pero una vez que alguien ocupa un lugar en el corazón, ninguna otra presencia, por más deslumbrante que sea, puede compararse con la persona amada.