Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1166

Sin embargo, Ana no sabía si podría soportar todo lo que estaba por suceder.

Entre sombras, ya había comenzado a sospechar algo.

Después de que Ana se marchara, Alberto miró a Cipriano, visiblemente preocupado, y dijo: —Lo que se avecina no pinta nada bien, debemos estar preparados mentalmente para cualquier cosa.

Cipriano, igualmente serio, respondió: —Sí, las cosas se complicarán aún más.

...

Cuando Ana llegó a la casa de los García, Marta ya estaba informada sobre la situación.

La noticia se había difundido rápidamente.

A estas alturas, la mayoría de la gente en la ciudad A tal vez ya estaba al tanto de lo que estaba sucediendo.

Ana, con la mente en blanco durante todo el trayecto, al ver a Marta tan demacrada, se acercó cuidadosa para consolarla: —Abuela, me estoy preparando para ir aArena Blanca, regresaré con él. —Debes cuidarte mucho aquí en casa.

Los ojos de Marta se llenaron al instante de lágrimas.

Habiendo vivido tantos años y superado tantas adversidade.

Nunca imaginó que enfrentaría la posibilidad de perder a su amado nieto.

Con ternura, Marta acarició la mano de Ana: —Cuida de ti misma y háblame si necesitas algo, no te preocupes por mí, me mantendré bien, no importa lo que suceda afuera.

Si la gente quiere aprovecharse de la situación para robar, que lo hagan.

Si Alejandro regresa sano y salvo, todo lo que haya sido robado bajo pretextos eventualmente volverá a nuestras manos.

Pero si algo le sucede a Alejandro, esos objetos... ya no importarán.

Al ver que Marta estaba relativamente bien, Ana dejó con relativa calma la casa de los García.

Fernando y otros la contactaron para preguntar si necesitaba ayuda en estos momentos, incluso Bryan y Caio habían preguntado.

Cuando regresó a su casa, Beatriz e Ignacio también la contactaron de inmediato.

Ignacio mencionó que conocía a algunas personas allí que podrían ser cruciales en un momento determinado.

En este momento, ella no rechazaría la valiosa ayuda de quienes se ofrecen voluntariamente, por sí sola, encontrar a alguien es tan difícil como buscar una aguja en un pajar.

...

Un mes después.

Habían investigado todo lo imaginable, y nada.

Desafortunadamente, después de un mes, todavía no habían encontrado a las personas, Alejandro y su asistente Eduardo habían desaparecido sin dejar rastro alguno, como si la tierra se los hubiera tragado.

Cuando Francisco captó la mirada de Alberto, ambos salieron enseguida de la habitación.

Mientras tanto, Ana estaba absorta concentrada en el video de vigilancia.

Este video provenía de una cámara situada justo frente a una tienda.

Muchas personas pasaban constantemente por delante.

De vez en cuando, la cámara también capturaba vehículos en la calle.

De repente.

Al caer el crepúsculo, aparecieron en el video dos figuras familiares.

Esta es la última imagen en la que se vio a Alejandro y al asistente Eduardo. Entraron a este restaurante, comieron, y luego se subieron al auto y se fueron.

Ese auto luego desapareció sin dejar rastro alguno.