Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1192

Pablo también rodó los ojos: —¿Cómo que no soy adecuado?

Sin embargo, no tuvo tiempo de hablar mucho con Fernando, pues Ana ya había salido.

Él consideraba que él y Ana eran muy compatibles.

Actualmente, era tendencia que las mujeres fueran mayores que los hombres en las relaciones.

Además, ¿acaso no era él un joven con un físico y un rostro de primer nivel? Definitivamente, se consideraba la versión de lujo de un joven.

Ya en el auto, Pablo no cesó de hablar. Comenzó a contarle sobre Haila.

En estos últimos años, Haila había emergido completamente de su sombra y, como antes, irradiaba una energía solar. Tras ingresar a la universidad, había hecho muchos amigos nuevos y él, su viejo amigo, había quedado completamente en el olvido.

Escuchando a Pablo hablar sin cesar, Ana no pudo evitar reír: —Parece que estos tres años han sido muy enriquecedores para ti.

—Eso es seguro, abuelo recientemente ha empezado a decir que tengo talento. Pronto, quizás no tarde mucho en ser tan competente como tú. —Dijo Pablo con algo de orgullo.

Para él, ser tan competente como Ana significaba realmente ser excepcional.

Su abuelo seguramente lo alabaría en todos lados.

Sin embargo, estas palabras eran solo de boca para afuera. Él conocía bien sus propias capacidades, compararse con Ana era casi un insulto para sí mismo.

Incluso su abuelo había mencionado que las habilidades de restauración de Ana eran incomparables, incluso superiores a las de él.

Ese tipo de destreza requería tanto un talento innato como un esfuerzo adquirido.

Algunas personas tienen mucho talento, pero no se esfuerzan lo suficiente.

Él pertenecía al tipo de personas que no tenía mucho talento innato ni se esforzaba demasiado, algunas cosas solo se decían para sentirse mejor, aunque en realidad conocía bien sus propias capacidades.

Ana, sonriendo ante las palabras de Pablo, preguntó: —Por cierto, ¿cómo se te ocurrió de repente asistir a la gala benéfica?

—Conozco muy bien a Gabriel Campos y Ángel Campos, eran tres años mayores que yo y fuimos al mismo colegio. En la escuela, estos hermanos eran bastante prepotentes, frecuentemente obligaban a las chicas de cursos inferiores a salir con ellos, y si se negaban, encontraban todo tipo de maneras para acosarlas. Las acosadas no se atrevían a resistirse ni a provocarlos. De todos modos, eran bastante malos. En cuanto a su afirmación de no recordar haber lastimado a la niña, no me lo creo mucho.

Le contó Pablo a Ana en el camino.

Ciudad A no es ni muy grande ni muy pequeña, pero definitivamente tiene un círculo social pequeño.

Este grupo de personas se ha cruzado en más de una ocasión, y todos se conocen entre sí.

También están al tanto de las malas experiencias de los demás.

Por eso Pablo decidió acompañarla.

De la familia Campos, ahora solo respeta a Bryan, los demás, mejor ni hablar.

Al llegar a Casa Campos y apenas estacionar el auto, un sirviente se acercó para invitarlos a entrar.