Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1312

¿Alejandro había llegado?

De repente recordó que la abuela García había dicho que Paola Castillo había sido conocida en los círculos españoles desde joven, habiendo ayudado a muchas personas a lo largo de los años. Por eso, en su fiesta de ochenta años, vinieron muchos españoles y, por supuesto, algunos amigos de la familia de doña Paola.

Había gran cantidad de gente.

Por suerte, el lugar era una gran hacienda que podía albergar a muchas personas.

Después de bajarse del vehículo, observó con detenimiento el vehículo.

La matrícula era definitivamente la de Alejandro.

Inicialmente pensó que tendría que esperar unos días más para tener la valiosa oportunidad de encontrarse con Alejandro, pero resultó que lo vería en ese mismo momento.

Al principio, cuando llegó allí, no estaba de humor, pero luego cambió de opinión.

Había estricta seguridad en la entrada revisando las invitaciones.

En un evento como ese, también se preocupaban demasiado por la infiltración de medios o personas no deseadas, por lo que cada invitación tenía una identificación especial.

Una persona, una invitación, nadie podía suplantar a otro.

Después de entrar, Ana buscó apresurada a los empleados y, tras identificarse, fue guiada hacia otra puerta dentro del castillo.

Fue directo a ver a doña Paola.

Aunque doña Paola era unos años mayor que la abuela García, ella estaba en mejor estado de salud.

—Anita, finalmente has llegado—, dijo doña Paola al ver a Ana, acogiéndola con calidez.

Sus amigos elogiaron a Ana de varias maneras, conscientes de sus extraordinarias capacidades.

Además, Anita era la esposa del nieto de su amiga.

Solo algunos niños estaban en edad escolar y vivían por fuera.

Ese día, Ana visitaría varios lugares allí; el mayordomo le dijo que doña Paola ya había hablado con la familia y hasta el personal estaba informado por su llegado.

Así que, mientras seguía obediente al mayordomo para visitar cada lugar, todo transcurría sin problema alguno y era tratada con mucho respeto.

Ana pensó en terminar de ver todas las habitaciones lo antes posible para luego dirigirse al césped donde se celebraría el banquete, con la esperanza de encontrar a Alejandro.

Quería que Alejandro viera una foto de la abuela García.

La abuela García era muy importante para Alejandro, y ver una foto de ella, o incluso encontrarse con la abuela García en persona, podría tal vez hacer que Alejandro recordara algo en ese momento.

Con este pensamiento en mente, Ana se concentró mientras visitaba cada lugar de la hacienda, y el tiempo pasó en un santiamén.

La situación en la casa de doña Paola no era tan complicada, pero sí lo suficientemente perceptiva; el hijo menor de doña Paola, que por lo general gozaba de buena salud, había estado teniendo pesadillas recurrentes durante el último mes, lo que le impedía dormir bien y no había encontrado solución alguna en sus visitas al hospital.