Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1321

Además...

Ella ya había ideado un método para mantener a Alejandro a su lado permanentemente.

La asistente, mirando a través del espejo retrovisor, vio a Verónica mordiéndose el labio con una mirada feroz y no pudo evitar sentir un presentimiento oscuro; la señorita Verónica estaba perdiendo la razón.

Desde la perspectiva de un observador externo, definitivamente parecía que la señorita Ana y el presidente Gonzalo eran más compatibles.

Juntos, parecían como si nadie más estuviera a su nivel.

En el pasado, el presidente Gonzalo con gafas y la señorita Verónica parecían compatibles, pero ahora, parecía como si no pertenecieran al mismo mundo, con auras completamente diferentes.

—

Hasta el final del banquete, Ana y Alejandro apenas habían conversado.

Después de todo, había muchas personas y muchos ojos observando.

Cada movimiento que hacían era cuidadosamente escrutado.

Al final del evento, Alejandro recibió una llamada y se fue primero.

Al irse, le hizo una pregunta a Ana, —¿Has follado con Alejandro?

Ana, que no se ruboriza fácilmente, se sonrojó intensamente con la pregunta.

No responder fue como dar una respuesta.

Alejandro no esperó por la respuesta de Ana, simplemente subió al auto y se marchó.

Ana tomó una profunda respiración, —Está bien, te perdono por perder la memoria, ¡esperaré el día que la recuperes!

—

Días después.

En una calle de la ciudad A.

De repente, apareció una persona completamente cubierta de sangre.

Personas como Carmen, que transgreden la ley sin límites y son extremadamente egoístas, al principio había planeado manejar a Carmen a su manera, para asegurarse de que ella no tuviera más oportunidades de dañar a su familia.

Pero alguien se le había adelantado.

La policía le informó brevemente sobre la condición de Carmen.

Cuando escuchó que ella ya no podría levantarse, de repente se sintió aturdido; no sabía por qué, pero se imaginó a Anita acostada en una cama, sin sus piernas, esa escena de desamparo y tristeza le robó el aliento.

Estaba tan asustado que se le erizó la piel.

No fue hasta que salió del hospital que comenzó a sentir un poco de calor.

Y solo entonces se dio cuenta de que había sido su imaginación.

Miró la hora, eran las diez de la mañana, y las diez de la noche en donde estaba Anita, se llevaban 12 horas de diferencia.

A esa hora, Anita probablemente no estaría dormida.

Entonces, marcó una llamada internacional.