Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1348

Pablo estaba sentado en el auto, mirando fijamente a Lucas y a la tipa.

La mujer era mayor que él, y Lucas se mostraba humildemente complaciente ante ella.

Parecía el tipo de hombre que obtenía apoyo económico al relacionarse con mujeres mayores y adineradas.

No se parecía en nada a cuando estaba con Haila; con ella, Lucas adoptaba una actitud distante.

Si no se observaba con atención, uno podría pensar que eran dos personas diferentes.

Él había consultado a Ana precisamente porque no sabía si hablar o no, discutiendo este asunto con otros amigos, lo que solo avergonzaría a Haila. Después de todo, Haila se había tomado su tiempo para elegir y finalmente termino escogiendo a alguien a quien ella amaba, y no le daba pena mostrar su amor en Instagram todos los días. Pero resultaba que el tipo a quien tanto mostraba en Instagram, el muy desgraciado le era infiel a sus espaldas, algo que cualquiera encontraría intolerable.

Los dos en el auto se besaban como si no hubiera un mundo que los mirase.

Él entonces grabo un video corto y se lo envió a Ana.

[Mira semejante mala calaña de tipo, aparte de mentir y engañar, no sirve para nada más. La pobre Hailita ya fue engatusada por él; casi no pude resistirme a ir y golpearlo.]

Luego recibió una respuesta de Ana.

[No actúes por ahora ni vayas a hacer algo de lo que después nos arrepintamos. Ignacio está aquí; no dejará que Hailita salga lastimada.]

Al oír esto, Pablo se tranquilizó rápidamente.

Era cierto, ¿cómo podía olvidarse de Ignacio?

Si él había podido ver a Lucas con otra, Ignacio seguramente lo sabía desde hace tiempo. Probablemente solo estaba esperando el momento adecuado para mostrarle a Haila la verdadera cara de Lucas.

Pero había que decirlo, Lucas era en verdad un hombre bastante malvado.

—

Ana envió rápidamente las fotos y el video a Ignacio.

[¿Sabías de esto?]

Ignacio estaba quizás ocupado en ese momento y no respondió de inmediato.

Ella miró la hora, se despidió de abuela García y de Marina, y luego se fue en su auto.

Por suerte, ella había salido temprano; de otro modo, no habría llegado a tiempo a su cita.

Había muchas personas molestas por el tráfico; afortunadamente, estaban maldiciendo en un lenguaje que ella no entendía muy bien. Tampoco, intentaba hacerlo.

Pero justo cuando estaba cerca de su destino, el tráfico estaba casi completamente parado.

Aunque solo quedaba un kilómetro, que podría haberse recorrido en unos quince minutos a pie, todavía tenía que avanzar lentamente.

Fue entonces cuando Alejandro llamó.

La voz lenta y sensual de Alejandro sonaba a través del auricular Bluetooth.

—No te apures por llegar a tiempo, por favor cuídate.— Alejandro le aconsejaba cariñosamente.

Ana, viendo los autos que no se movían delante de ella, sonrió y respondió: —Hay un tremendo trancón, no te preocupes por mi, tú también cuídate.

—Ya llegué, ¿qué te gustaría comer? Te enviaré el menú. — Dijo Alejandro.