Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 136

Media hora después, Ana se encontró con Alejandro.

Habían pasado más de diez días desde su último encuentro.

Al ver a Ana regresar, Alejandro la observó.

—¿Has vuelto?

—Bueno, no había tráfico en el camino; tardé solo treinta minutos desde Casa González —dijo Ana, entrando con su bolso.

—¿Ya cenaste? —preguntó Alejandro.

Al observar que no había sombra de tristeza en su mirada y que no parecía molesto con la persona que quería, Ana asintió pensativa. —Cené antes de ir a Casa González.

—Vamos, te llevaré a un lugar —dijo Alejandro, levantándose.

—¿A dónde? Ya son más de las ocho.

Alejandro simplemente respondió: —Lo sabrás cuando lleguemos.

Ana guardó silencio por unos segundos y luego lo siguió.

Pensaba que saldrían, pero Alejandro llevó a Ana al garaje.

Ana nunca había estado en el garaje, sabía que era grande, pero no imaginaba que tanto; había más de treinta coches aparcados, más que en un concesionario de autos.

¿Qué estaba planeando él?

Ana se dio cuenta de que realmente no entendía a Alejandro.

Aun así, no pudo evitar expresar su admiración: —¡Estos coches son increíbles!

Y cada uno más impresionante que el anterior.

Ella no sabía mucho sobre coches y no reconocía algunas marcas, pero solo mirarlos ya era imponente, claramente muy caros.

Los ojos de Alejandro mostraron una suavidad rara.—Elige uno que te guste.

Incluso sentía que dar uno como regalo era algo vergonzoso.

Ana pensó irónicamente que si estos coches no eran suficientes, entonces no valía la pena considerar los de otros lugares.

Beatriz le había explicado sobre algunos modelos antes, mencionando que a Bryan le gustaba uno en particular, pero resultó ser una edición limitada que Alejandro había reservado, dejando a Bryan solo con envidia.

Ella había visto ese coche hace un momento, cubierto de polvo.

Evidentemente nunca había sido utilizado.

Casualmente eligió uno: —Me quedaré con este, pero acordemos que lo usaré para visitar a los mayores. Para ir al trabajo, seguiré usando mi coche actual. El coche más caro de un colega cuesta unos cien mil dólares, y si llevo este, no faltarán las preguntas. En el trabajo, prefiero mantener un perfil bajo.

Alejandro asintió: —Está bien, haremos como dices.

Después de salir del garaje, estaban por volver a la mansión.

Pero entonces Alejandro recibió una llamada, aparentemente una invitación de un amigo.