Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1366

Media hora después.

Aeropuerto.

Verónica llegó primero al aeropuerto.

También había comprado un boleto para ciudad A, que saldría unas horas más tarde, probablemente en un vuelo diferente al de Alejandro.

Ella realmente podría haber venido unas horas más tarde, pero quería ver a Alejandro antes de que él embarcara.

Afortunadamente, tuvo suerte.

Se encontró con Alejandro en el aeropuerto.

Él estaba apurado, sin ninguna expresión en su rostro, emanando una atmósfera de rechazo, como si ella también fuera una extraña que no podía acercarse.

—Gonzalo.

Ella corrió hacia él, sus ojos ya rojos de tanto llorar.

Ella realmente se sentía agraviada.

¿Por qué nadie la entendía?

Cuando Alejandro vio a Verónica, se sorprendió. —¿Cómo que viniste?

—No te he visto en días, así que quería verte, y además prometiste casarte conmigo, pero ahora lo sigues posponiendo, solo quería preguntarte, ¿ya no quieres casarte conmigo? —Verónica preguntó entre lágrimas.

Era realmente doloroso ver llorar a una chica.

Tres años de relación, ella no creía que Alejandro pudiera ser tan despiadado.

—Este matrimonio no puede realizarse —dijo Alejandro seriamente.

Las lágrimas de Verónica se quedaron colgando de sus párpados, miró atónita a Alejandro. —¿Por qué? ¿Crees en lo que dicen en internet? Todo eso en internet es falso, nunca te he mentido, tú eres la persona que más amo, hemos superado tantas dificultades juntos, ¿cómo podría mentirte?

Ella realmente se arrepentía.

No debería haber contactado a los periodistas.

Si no hubiera hecho que los asuntos se magnificaran tanto con los periodistas, las cosas no habrían sido tan difíciles de resolver ahora.

Alejandro asintió, luego se dirigió a Verónica: —Hay muchos asuntos que resolver en ciudad A, no necesitas acompañarme. El dinero que te di ya debería haber llegado a tu cuenta. Busquemos un momento adecuado para que publiques una declaración de que nuestra relación termina amistosamente, que nunca hubo un tercero involucrado, y que el final de nuestra relación no debe afectar a nadie más.

Dicho esto, Alejandro se dirigió rápidamente hacia el interior del aeropuerto.

Verónica se quedó paralizada.

Se quedó inmóvil en su lugar.

Un estruendo resonaba en sus oídos.

Eran las palabras que Alejandro acababa de decirle; aunque no fueron dichas de manera desagradable, y su actitud no fue tan firme, tampoco la acusó directamente de mentir.

Pero fue esa indiferencia la que la hizo entrar en pánico.

Su última frase era en defensa de Ana, protegiendo a Ana para que nadie dijera que Ana había sido la tercera en discordia.

—¿Cómo que Ana no es la tercera en nuestra relación? Si no fuera por Ana, ¿cómo podrías querer romper conmigo? No soy tonta, puedo verlo todo. ¡Sé todo! No estoy conforme, ¿por qué en un asunto de tres, tengo que ser yo la que se vaya? —dijo Verónica apretando los dientes.

Cuando logró recuperarse del shock, se dio cuenta de que Alejandro ya había entrado al aeropuerto.