Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1367

Cuando ella lo persiguió, el aeropuerto estaba muy lleno y ya no pudo encontrar a Alejandro.

Ella no emitiría un comunicado.

Si acaso emitiera uno, sería para anunciar que se iba a casar y desear que todos le enviaran sus bendiciones.

Sacó su celular para ver la hora; su vuelo todavía estaba a más de cuatro horas.

Aún con dudas, si encontraba a Alejandro y él le daba una promesa que la tranquilizara, se quedaría tranquila en el País de la Arena Blanca para recuperarse bien, ya que no había descansado adecuadamente después de su cirugía.

Sentía que su salud no estaba bien y también tenía algo de miedo por el largo vuelo que enfrentaría.

Pero al cerrar los ojos, solo podía pensar en la mirada que Alejandro le había dado antes, una mirada de indiferencia extrema.

Sentía que tenía que seguir adelante.

Podría llegar a la ciudad A y quedarse unos días en un hospital.

—

Ana recibió un mensaje de WhatsApp de Alejandro.

Él decía: [Hoy regreso a ciudad A, ¿dónde está nuestra casa?]

Al leer eso, Ana se emocionó hasta las lágrimas.

¿Su casa?

Ella inmediatamente envió un video.

Pero Alejandro no respondió.

¿Sería que estaba en el avión en ese momento?

Ella fue rápidamente a buscar a la abuela García.

—Abuela, Alejandro va a regresar a ciudad A, ¡y además preguntó dónde está nuestra casa, está aceptando su identidad!

La abuela García estaba bebiendo agua; al escuchar a Ana, se atragantó y el agua se le salió. Apresuradamente se limpió la boca y la ropa, con una cara que no podía ocultar la sorpresa. —Déjame ver, rápido, muéstrame.

—Abuela, mira esto —Ana le pasó el celular.

Ella le envió directamente la dirección de la Villa Estrella de Mar. [Desde nuestro matrimonio hemos vivido aquí, puedes volver a la Villa Estrella de Mar.]

Después de enviar el mensaje.

Alejandro llamó.

Hacía días que no se veían, y Alejandro seguía siendo tan guapo y distante como siempre.

Solo que ahora tenía ojeras.

Probablemente porque no había descansado bien estos días y había tomado un vuelo nocturno, y ahora era de noche en ciudad A.

Por un momento, ambos permanecieron en silencio.

Ana tenía muchas cosas que decir, pero ahora que veía a Alejandro, no sabía qué decir y finalmente solo sonrió y preguntó: —¿Recuerdas algo del pasado?

—Todavía no —respondió Alejandro, mirando fijamente a Ana en el celular.

En ese momento, sin nadie más alrededor y sin las ataduras de algunos estatus, su mirada se volvió un poco desinhibida, ella era su esposa.