Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1373

Pero ella estaba aún más perdida.

—Yo... yo... no soy así. Realmente fue cuando vinimos a Ciudad A hace un tiempo que descubrí que tal vez eras Alejandro. Por eso me desesperé tanto por querer dejar Ciudad A. Me desesperé porque, en estos tres años, me enamoré de ti, me enamoré de ti, no de Gonzalo. Todo lo que hemos compartido en estos tres años lo tengo profundamente grabado en mi mente.

—El dinero estará en tu cuenta en estos días. Este lugar, no vuelvas más. Sal de Ciudad A lo antes posible —dijo Alejandro sin expresión alguna y luego regresó a la villa.

Verónica se quedó parada allí, como si hubiera sido golpeada por un rayo.

Pasó mucho tiempo.

Solo cuando el guardia de seguridad vino a apremiarla, reaccionó.

Miró con resentimiento la villa iluminada.

—Señorita, el dueño ha sido claro: usted no es su invitada. Por favor, váyase lo antes posible —El tono del guardia de seguridad se volvió cada vez menos amable.

Verónica no tuvo más opción que avanzar con pasos pesados, alejándose poco a poco.

En el taxi de regreso al hospital.

El conductor, al ver a Verónica desconsolada, amablemente le sugirió: —Señorita, si ha sufrido algún agravio o tiene algún problema, puede acudir a la policía.

Al oír esto, Verónica soltó una risa fría.

—¿Ir a la policía? ¿Acaso la policía puede devolverme a mi novio?

Al escuchar esto, el conductor comprendió que se trataba de un asunto amoroso y decidió no entrometerse más.

Verónica miraba por la ventana del auto, con el corazón lleno de resentimiento.

Ella no regresaría a País de la Arena Blanca.

Ahora, en País de la Arena Blanca, solo circulaban escándalos sobre ella. Si regresaba, sin duda la esperarían días difíciles, sería objeto de burlas constantes. Quería quedarse aquí. No creía que Alejandro no sintiera nada por ella.

Después de comer la pasta, justo cuando estaba a punto de ducharse, recibió una llamada de la policía.

—Carmen ha fallecido debido a una infección en sus heridas. No pudimos salvarla. ¿Quieres venir al hospital a verla por última vez?

Después de colgar, Elena se quedó en shock por unos minutos y luego decidió ir al hospital.

Ella y Carmen no habían tenido mucha relación en esta vida, pero, al fin y al cabo, Carmen era su hija, a quien había llevado en su vientre durante nueve meses. Ya que ella la había traído a este mundo, ahora le correspondía despedirla.

En la morgue del hospital.

Elena miró a Carmen, ya sin vida, y no pudo evitar suspirar.

Ya había llamado a la funeraria en el camino.

Francisco, quien se enteró por alguna fuente, la llamó mientras ella se dirigía al funeral. —Mamá, no hace falta decirle a Anita lo de Carmen.