Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1389

Lucas, al ver que Haila no hablaba, se preocupó un poco. —¿Hailita? ¿Dónde estás? ¿Estás en el dormitorio? ¿Te sientes mal? ¿O aún estás enojada conmigo? Di algo, por favor, estoy realmente preocupado.

Se notaba la urgencia en las palabras inquietas de Lucas.

De repente, un pensamiento cruzó la mente de Haila: ¿Lucas estaría escondiendo algo?

Después de todo, siendo Lucas una persona tan buena, le resultaba imposible creer que la engañara.

Sin embargo, esa idea solo dio vueltas en su cabeza por un instante antes de descartarla.

No debía tratarse de un simple secreto.

—Lucas, ¿qué estabas haciendo cuando te llamé? —preguntó de repente.

Lucas, sorprendido por la pregunta inesperada de Haila, respondió de inmediato: —Estaba en el hospital de oncología. Mi tío estuvo en estado crítico esta tarde y no podía dejarlo solo. Ay, mi tío también ha sido muy desafortunado... Mi celular estaba en silencio y no escuché que alguien llamaba. Solo ahora tuve un momento para devolverte la llamada. ¿Estás enojada porque no contesté el teléfono? Fue un error de mi parte, no debí perder la llamada de mi novia. Hailita, cuando regrese, me disculparé contigo. Puedes castigarme como quieras, ¿está bien? No estemos enojados.

Lucas realmente tenía un temperamento muy bueno.

Era un novio muy considerado.

Nunca solía ser dominante con su pareja.

Después de escucharlo, Haila no pudo evitar sentirse conmovida. —Lucas, aunque a veces puedo ser un poco temperamental, normalmente no me enojo sin razón. Hemos estado juntos por un tiempo, y espero que, pase lo que pase, siempre podamos ser sinceros el uno con el otro, sin engaños entre nosotros.

Lucas, tras un breve silencio, habló con un tono serio: —Tienes razón, Hailita. No debería haber secretos entre los amantes ni engaños. Aunque a veces los engaños son bienintencionados y solo espero el momento adecuado para decírtelo. Hailita, confía en mí. Pase lo que pase, aunque ahora no podamos vernos, nadie puede compararse contigo en mi corazón.

El engaño bienintencionado...

De repente, Haila dudó. ¿Realmente estaba pensando demasiado?

¿Debería darle a Lucas algo de espacio privado?

Alejandro tenía muchas propiedades. Tres años atrás, la abuela García le había pedido a Ana que gestionara la transferencia de esas propiedades, pero ella nunca lo hizo porque siempre tuvo la sensación de que Alejandro seguía vivo.

No vivir en la Villa Estrella de Mar también era una buena opción. Últimamente, demasiadas personas sabían dónde vivía Alejandro y lo visitaban constantemente, interrumpiendo su ritmo de vida.

Al ver que Ana aceptó sin siquiera preguntar el motivo, Alejandro sintió una calidez en su corazón.

Probablemente, eso era complicidad.

Aunque no podía recordar los eventos pasados, aún podía sentir que ella era la esposa que había elegido.

—Por cierto, hoy don Fernando me contó algo... El hermano de la abuela Ruiz fue a la casa ancestral de los García... —recordó de repente Ana, dándose cuenta de que era algo muy importante.

Los ojos de Alejandro se entrecerraron.