Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1388

En esos últimos días, había observado cómo Alejandro se preparaba para hacer algo grande en ciudad A y no había podido evitar pensar en Ana.

Ana, esa mujer que realmente hacía latir el corazón, que uno anhelaba poseer.

Después de haber visto a Ana, ninguna otra mujer lograba provocarle esa sensación.

Probablemente porque lo que no se tiene, siempre parece lo mejor.

Y siempre es lo que más se desea.

Justo cuando iba a decir algo más, Ana colgó el teléfono de manera decisiva.

De repente, todo lo que escuchaba era el sonido del teléfono al colgar.

—¡Mierda! Estaba esperando que ella me buscara primero. Para cuando decidiera subir a mi cama, tendría que pensarlo bien antes de aceptar —pensó.

—

Haila estaba en su dormitorio, mirando fijamente su computadora portátil, perdida en sus pensamientos.

Su mente estaba en blanco, sin saber en qué pensaba.

Una compañera de cuarto notó algo raro en Haila, quien normalmente era muy animada.

Además, en ese momento estaba en una relación amorosa con Lucas; ambos estaban muy enamorados y solían estar sumidos en la dulzura de su romance, realmente felices. Verla decaída era algo casi inédito.

—Hailita, ¿qué te pasa? ¿No te sientes bien? —preguntó su compañera de cuarto.

Haila volvió en sí y miró a su compañera. —Ah, no, solo estaba pensando.

—¿Pensando? Hehe, ¿no estarás pensando en Lucas, verdad? Lucas no ha venido a verte mucho estos días, ¿lo extrañas? ¿No dijiste que tenía familiares en casa y que tenía que ayudar? Solo han pasado unos días y ya lo extrañas —bromeó su compañera de cuarto.

Una compañera de cuarto percibió que algo no iba bien. ¿Sería que Haila y Lucas habían discutido?

De lo contrario, ¿por qué Haila solo miraba el celular mientras sonaba, sin intención de responder?

El tono de llamada estaba especialmente configurado para Lucas.

En su momento, sus compañeras habían bromeado con Haila, diciéndole que estaba tan enamorada de él que había perdido la razón.

—Hailita, cuando me llamaste estaba ocupado, acabo de terminar, ¡no te enojes! En un par de días, cuando mi tío termine su cirugía, podremos vernos todos los días —la voz de Lucas era tan tierna como siempre.

Normalmente, en situaciones como esa, al escucharlo hablar así, Haila ya habría olvidado todos sus resentimientos y no podría seguir enojada con Lucas.

Pero ese día era diferente, especialmente después de que Lucas mencionara a su tío, quien ni siquiera estaba hospitalizado en el hospital de oncología, lo que la hizo sentir que Lucas estaba siendo un poco hipócrita.

Quizás todo era una mentira.