Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1454

Al principio, cuando estas personas recibieron la llamada de Xavier, no querían escuchar ni regresar.

Últimamente, Xavier se había vuelto muy moralista, y la verdad a nadie le gustaba escucharlo.

Todos pensaban que, debido a su edad, Xavier se había vuelto molesto.

Además, recientemente se había vuelto una persona en extremo suspicaz, y su sola presencia ya era suficiente para agobiar a cualquiera.

Pero cuando Xavier mencionó todo sobre los objetos para brujería y demás, todos asombrados se sintieron alarmados y preocupados. Sabían muy bien de quién eran esos objetos y cómo habían entrado allí, y nadie esperaba que Xavier trajera a Ana y descubriera todos los objetos que habían escondido mientras no estaban en casa.

Entonces, todos comenzaron a apresurarse a regresar.

En ese preciso momento, Ana también había hablado con Alejandro, quien también estaba en camino.

Después de todo, dicha brujería concernía a todos en la familia García.

Mientras ansiosa esperaba, Ana reflexionaba sobre la posibilidad de que alguien realmente no quisiera lidiar con eso. Si entonces decidían no hacerlo, ella tenía que pensar en cómo proteger a Alejandro de su influencia.

Xavier, abrumado por la situación, no podía parar de toser de forma intermitente de una manera alarmante, como si en cualquier momento pudiera quedarse sin halito de vida.

Ana decidió ignorarlo por completo, ya que no tenía una buena opinión de Xavier.

Si no fuera porque Xavier había liderado el aprovechamiento de los beneficios de Alejandro, el resto de la familia García no se habría atrevido a actuar de manera tan descarada.

El primero en regresar fue Rafael.

Rafael nunca había sido una buena persona, y en los últimos años su semblante había cambiado de forma drástica, adquiriendo una apariencia sombría y tenebrosa, con una mente no del todo sana, influenciada tanto por la presencia de los objetos malignos como por su propia naturaleza.

Cuando vio a Ana, sus ojos al instante se iluminaron.

—¿Ana?

Su oportunidad de cambiar su destino, de adelantarse a Alejandro y de superar a los demás miembros de la familia García dependía solo de esos objetos, por supuesto que, iba a protegerlos a toda costa.

De camino a casa, no pudo contener su furia, maldiciendo una y otra vez a su abuelo por no morirse a pesar de su edad, acusándolo de entorpecer sus planes.

Ana lo miró con una sonrisa irónica: —Si no me equivoco, la mayoría de estos objetos malignos son tuyos, ¿verdad?

—¿Y qué si son míos? ¿Acaso eso te incumbe? Incluso si ahora te casaras conmigo, no tendrías derecho a interferir en esto. —Rafael respondió, ya sin intención alguna de ocultar nada.

No había razón para seguir escondiéndolo.

Después de todo, Xavier no duraría mucho tiempo.

Si él no luchaba por lo que quería ahora, pronto todos los bienes de la familia serían arrebatados de la peor manera por sus tíos y hermanos.