Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1461

Se rumoraba que Narciso falleció súbitamente durante el acto sexual, debido a un exceso de indulgencia, y algunos especulaban que fue por consumir demasiados medicamentos que su cuerpo, ya envejecido, no pudo tolerarlos. No era como los jóvenes, pero aún así continuó de forma desenfrenada.

Otros comentaban que Narciso vivía metido en moteles, se iba a buscar prostitutas cada noche, con un trote que ni siquiera un joven con buena salud podría aguantar.

La policía contactó de inmediato a Alejandro, quien tuvo que esforzarse por parecer afectado y acudió con rapidez a la morgue para ver a Narciso.

Luego manejó los asuntos de Narciso de la manera más discreta posible.

Por supuesto, esto fue por respeto a Marta, de no ser por ella, Alejandro ni siquiera se habría tomado la molestia de haber mirado a Narciso.

Decidieron mejor no revelarle a Marta la noticia de la muerte de Narciso.

En los últimos días, la salud de Marta había empeorado de manera significativa.

Pasaba casi todo el día adormilada, raramente lucida, y cuando lo estaba, apenas intercambiaba unas cuantas palabras con ellos.

El médico recomendó que la familia permaneciera de manera constante en la habitación del hospital, ya que Marta podría fallecer en cualquier momento.

Ellos, junto con Antonio, se mantuvieron en vela en el hospital, sin atrever a irse.

Cerca de la medianoche, mientras Ana descansaba un poco en el sofá, sintió un dolor agudo en el pecho.

Casi como si existiera una conexión psíquica, de pronto miró hacia la cama de Marta.

Marta, que había despertado sin saber cuándo, al ver los ojos abiertos de Ana, sonrió con agrado y preguntó: —¿Por qué despertaste de repente? ¿No vas a dormir un poco más?

La Marta que Ana veía ahora parecía estar alerta y vigorosa, completamente diferente de cómo había estado en los últimos días, a menudo estando somnolienta y con una mirada apagada.

Parecía como si hubiera recuperado la salud.

Ana se acercó apresurada y se sentó al lado de la cama: —¿Tienes hambre, abuela? ¿Quieres comer algo? ¿Te sientes mal? Voy a llamar en este momento al médico para que te revise.

Marta sonrió y le rechazo: —No tengo hambre y no me siento mal. ¿Tú y Alejandro han estado aquí todo este tiempo? No se descansa bien en el hospital, deberían ir mejor a casa a descansar.

Después de que Alejandro se sentara, ella temblorosa tomó su mano y colocó la mano de Alejandro junto a la de Ana.

—Escuchen a su abuela, ustedes dos deben cuidarse mucho en el futuro. Enfrenten juntos cualquier tipo de dificultad y no olviden nunca las promesas que siempre se han hecho el uno al otro.

Marta los observaba atentamente.

Después de que ambos aceptaran, ella sonrió satisfecha.

Luego sintió los párpados increíblemente pesados y de forma gradual no pudo mantener los ojos abiertos.

Al cerrar los ojos poco a poco, murmuró entre dientes: —En esta vida, he pasado por mucho, pero tenerlos a ustedes acompañándome en este último tramo de mi vida, no tengo ningún arrepentimiento.

—¡Abuela!

—¡Abuela!