Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1520

Ana y los demás habían anticipado que Julio buscaría a Elena.

Pero lo que no esperaban era que Julio no estuviera dispuesto a esperar ni siquiera un día para correr a hacerlo.

Fue a buscar a Elena esa misma mañana.

Hoy era su día libre, y Elena no salió a comprar sus cosas sino hasta las nueve de la mañana.

Había un mercado cerca del complejo residencial, a poca distancia a pie.

Casi siempre, cuando llegaba su día de descanso, ella se tomaba un tiempo para ir al mercado de verduras y comprar algunas verduras frescas y también carne.

Así, no tenía que sacar tiempo durante la semana para comprar comida.

Justo cuando salió del vecindario y no había caminado mucho, una persona se le acercó sigilosa y la detuvo.

—Elena, soy yo.

Al principio, Julio no reconoció a Elena, porque su apariencia había cambiado de forma drástica, muy diferente de la mujer rural sencilla de hace veinte años.

Ahora se veía joven, moderna y con mucha clase.

Sin embargo, esa cara era inconfundible.

Se había casado con Elena por esa cara en aquel entonces.

Debido a su actual esposa, había ignorado por completo la situación actual de Elena solo había investigado sobre sus hijos, respecto a Elena, pensaba que al tener hijos con sus propias carreras, ella solo sería una anciana dependiente de ellos.

Para su sorpresa, Elena parecía una ejecutiva corporativa, con la clase de una alta gerente.

Cuando Elena vio a Julio, se quedó enseguida paralizada, y por un momento pensó que había visto un fantasma.

—Julio...

Miraba incrédula al hombre que había regresado de entre los muertos.

Julio había sufrido un accidente hace años, y se había dado por desaparecido sin dejar rastro alguno. ¿Cómo podía aparecer tan tranquilo después de veinte años?

¿Dónde había estado Julio durante estos veinte años?

Una vez sentados en el café y con la mente más clara, Elena comenzó a tener toda clase de preguntas.

Julio le preguntó qué quería tomar.

Elena lo negó: —Pide lo que tú quieras, mi estómago ha estado delicado últimamente, no tomaré café.

Julio no insistió y pidió un café para él.

El aroma del café recién molido llenaba el aire.

Después de respirar profundo un par de veces, Julio enfrentó a una Elena llena de dudas y dijo: —Sé que debes tener muchas preguntas, que debes estar deseando saber qué me ha pasado todo este tiempo y por qué no regresé a buscarlos. ¿Verdad?