Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1547

Su rostro mostraba una pizca de confusión.

Sin embargo, se recuperó rápidamente, y tras el segundo saludo de Elena, dijo apresurado: —Soy yo, Julio.

Elena guardó silencio de inmediato, su voz se tornó sombría: —¿Qué quieres?

Julio se sintió algo desorientado, en su memoria, la Elena de hace veinte años solo tenía ojos para él y rara vez mostraba mal humor, siempre era amable y comprensiva con todo. Si no hubiera sido por su pobreza en aquel entonces, quizás nunca la habría dejado.

Suspiró antes de hablar. —No tiene por qué haber tanta tensión entre nosotros, algunas cosas no son tan malas como lo piensas. Y yo no soy tan malo como crees. Han pasado muchas cosas últimamente, y tal vez has tenido varios malentendidos sobre mí.

—Parece que no es nada urgente, voy a colgar. No me vuelvas a llamar, para mí eres un extraño. — Respondió Elena con una frialdad que igualaba sus palabras.

Julio recordó en ese momento su último encuentro, que también había terminado mal, sin él en los ojos de Elena.

—¡Espera! Quiero verte, ¿podrías venir a Arena Blanca? Me gustaría hablar en persona, has sufrido mucho estos años, y te debo una disculpa. —Dijo Julio con rapidez.

Podía sentir que cuando Elena decía que colgaría el teléfono, la verdad lo haría.

Por su parte, Elena, al escuchar las cínicas palabras de Julio, casi se rió: —¿Arena Blanca? Ni siquiera te vería si estuvieras en la ciudad A, mucho menos iría a Arena Blanca.

—¿Quién era? —Preguntó Samuel.

Elena respondió con voz suave y delicada: —Un idiota.

Luego colgó.

...

Julio quedó estupefacto.

—¿Qué dijo ella? ¿Te colgó el teléfono otra vez? ¿O esa expresión de preocupación significa que te arrepientes? ¿Estás pensando en Elena otra vez? Ja, ja, aunque la pienses, no sirve de nada, tú y Elena ya no tienen posibilidad alguna, ¿crees que ella querría algo contigo? —Alba vio a Julio preocupado, después de tantos años de matrimonio, se conocían demasiado bien.

Enseguida se dio cuenta de que Julio aún está pensando en Elena.

De otro modo, no tendría esa expresión de preocupación.

Julio respondió: —¿Podrías no pensar demasiado? ¿Cómo podría estar pensando en ella otra vez? Ella ni siquiera ha escuchado lo que dije, y mucho menos vendría a Arena Blanca a buscarme. Creo que deberíamos mudarnos a otro lugar, quizás al sudeste asiático.

Alba se entusiasmó: —Allí en efecto podríamos comprar lo que queremos con dinero, pero... no confío en la procedencia. Si hay alguna enfermedad contagiosa o gente problemática, no me sentiría segura. Lo mejor sería que alguno de tus hijos viniera.

—Ellos... ya no creo que sea posible. Su actitud en este tiempo lo ha demostrado, al igual que Elena, nos han ignorado. Además, ahora no les falta dinero, no aceptarían por más que les ofreciéramos. —Julio había visto todo con claridad, especialmente después de haber hablado por teléfono con Elena.

Alba insistió: —¡Voy a llamar a Elena!