Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 155

—La abuela siempre ha disfrutado de todo tipo de joyas. Cada año, en su cumpleaños, lo que más le gusta recibir no son productos para la salud, sino joyas de todo tipo; tú eliges —le dijo Alejandro a Ana.

—Está bien, voy a mirar —asintió Ana.

Claro, ella tenía algún conocimiento sobre joyería. Estaba muy interesada en todo lo que pudiera ser real o falso.

Así que sabía perfectamente que el lugar al que Alejandro la había llevado tendría precios de joyas que sin duda la sorprenderían.

Pensando en los cientos de miles de dólares que había ganado en la mesa de juego, ¿serían suficientes para comprar?

Después de mirar varias opciones, Ana encontró un collar que le gustó.

Era un collar de esmeraldas. Ana sabía que la abuela García probablemente ya tenía varios de este tipo, pero lo que atrajo a Ana fue el diseño del collar.

El diseño era simple, destacando un tema eterno.

Luego miró el precio, 380,000 dólares.

Por suerte, no gastaría todo su dinero.

—Me llevaré este —Ana tomó el collar y se lo dijo a Alejandro.

Alejandro había estado siguiéndola mientras ella elegía cuidadosamente el regalo.

Había algo hermoso en una chica concentrada que ni ella misma se daba cuenta.

—No tengo objeciones —respondió él.

Su gusto era bueno, definitivamente era el tipo de diseño que le gustaría a la abuela.

Ana pasó su tarjeta de crédito a la vendedora para que la cobrara.

—Este es un regalo que damos juntos a la abuela, déjame pagar —Alejandro intervino y le dio una mirada a la vendedora.

La vendedora, que conocía a Alejandro, tomó de inmediato la tarjeta de crédito que él le ofreció.

Ana no tuvo la oportunidad de rechazar.

—Podemos pagar a medias, mándame tu número de cuenta —Ana sacó su aplicación bancaria, preparada para hacer la transferencia.

Viendo que ella estaba tan decidida a dividir el costo, Alejandro frunció el ceño. —No es necesario.

Si no fuera por la abuela, él seguramente no habría dejado a la persona que amaba para casarse con ella, ¿verdad?

Alejandro arqueó las cejas, pero no dijo nada más. Cuando llegaron al estacionamiento subterráneo, Eduardo apareció como por arte de magia.

—Señorita Ana, por favor, deme las llaves de su coche. Me encargaré de conducirlo de vuelta a La Villa Estrella del Mar.

Alejandro intervino: —Iras conmigo en mi coche a Casa García.

Ana no objetó; ya habían acordado que, frente a la abuela García, actuarían como un matrimonio feliz. Ana le entregó las llaves a Eduardo. —Gracias, Eduardo.

—Señorita Ana, es un placer, no es ninguna molestia —respondió Eduardo, tomando las llaves y partiendo en el coche de Ana.

Ana y Alejandro se subieron al coche de él.

El chófer manejaba con suavidad, pero debido a que era la hora pico de salida del trabajo, pronto se encontraron en un atasco de tráfico.

Alejandro tenía su laptop sobre las piernas, ocupado resolviendo asuntos de trabajo.

Ana, por su parte, había abierto Amazon España. Tenía varios clientes ese día y estaba dedicada a verificar la autenticidad de unos objetos antiguos, examinando cuidadosamente las imágenes, cuando recibió un mensaje de WhatsApp de Nuria.