Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 156

Ella acababa de recordar que hoy había agregado a Nuria como amiga en WhatsApp.

Antes de revisar la página de chat de WhatsApp, echó un vistazo a Alejandro.

Hasta ahora no había logrado entender qué tipo de relación existía entre Alejandro y Nuria.

Alejandro era muy reservado con sus pensamientos, y ella creía que no era la única incapaz de descifrarlos.

Era evidente que Nuria se preocupaba por Alejandro, y las actitudes de Salvador y otros esa noche también indicaban que la relación entre ellos no era ordinaria.

—¿Hay algo? —Alejandro giró la cabeza hacia ella.

Sus profundos y oscuros ojos la miraron.

Una mirada así podía intimidar a cualquiera fácilmente.

Ana negó con la cabeza inmediatamente.

Alejandro levantó la mano hacia su frente como aliviándose un poco, mostrando sin querer su modo de comportarse en el trabajo, lo que probablemente había asustado a ella. —Puedes preguntarme cualquier cosa. Ahora somos esposos.

Un matrimonio de conveniencia, pensó Ana para sí.

—No hay nada por ahora, pero si algo surge, definitivamente te preguntaré.

—Sí.

Alejandro volvió a su modo de trabajo.

Ana abrió WhatsApp.

Vio la pregunta de Nuria.

“Este sábado, ¿no sé si la señorita Ana tendría tiempo? Hay algunas cosas de las que me gustaría hablar en persona.”

¿El sábado? ¿Mañana?

Mañana tenía que volver a casa para visitar a su madre adoptiva y luego ir a visitar el set de rodaje de Manuel.

¿Cómo era esa frase? ¡Realmente una pareja perfecta!

Ninguna otra persona podría lograr ese efecto a su lado.

Al escuchar la palabra "adecuados", la sonrisa en los labios de Ana se tensó brevemente.

Alejandro respondió oportunamente a Antonio, —Es que la abuela tiene buen ojo.

—Sí, sí, —asintió Antonio repetidamente. Si la anciana había elegido a alguien para ser la esposa de su nieto, definitivamente tenía que ser la persona más adecuada para el Señor García.

La última vez que vinieron, su relación no era tan cercana. No había pasado mucho tiempo, y ahora ya bajaban del coche tomados de la mano, como si no pudieran soportar estar separados ni un momento.

Doña García, al ver esta escena, no podía dejar de sonreír, —Ay, venid aquí, vosotros dos, venid a ver todo este menú, he hecho algunos de los platos yo misma.

Ella siempre había dicho que Anita era del tipo que le gustaba a su nieto.

Al principio, Alejandro no lo admitía, ¡pero ahora había que ver!