Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1554

Beatriz se colocó la pulsera entusiasmada.

Sus ojos irradiaban una gran admiración.

—Wow, el nivel de diseño de Fátima debe ser ahora inalcanzable en Ciudad A, ¡mira este diseño!

Ana sonrió con agrado: —Si Fátima oyera eso, estaría muy contenta.

—Por cierto, el próximo mes voy a viajar, ¿hay algo que desees? Puedo traértelo con gusto de regreso. —preguntó ansiosa Beatriz.

Ana mostró una gran sorpresa: —¿Cómo un viaje? ¿Vas con tus tíos?

Beatriz, quien había tenido mucho éxito en los negocios en los últimos años, no se atrevía a viajar sola.

—No. —respondió nerviosa Beatriz, esquivando la mirada y con las mejillas ligeramente sonrojadas, sin saber cómo explicarlo a Ana.

Ana percibió al instante algo inusual.

—Voy con Mauricio, recientemente hemos vuelto a estar juntos y esta vez su familia ha aceptado que estemos juntos, no habrá más imprevistos. —explicó con rapidez Beatriz, evitando mirar a Ana.

Durante estos años, ella y Mauricio habían tenido una relación de grandes idas y venidas.

Aunque todavía se amaban con intensidad, las constantes separaciones habían desgastado demasiado su relación.

Pero quizás porque ya estaban madurando, veían el amor de una manera más serena y pensaban que era hora de estabilizarse.

Estos pensamientos, sin embargo, eran solo de ella.

Mauricio siempre le decía a todo el mundo que, aparte de ella, no podría amar a otra persona.

Incluso el padre de Mauricio había llamado hace poco, deseando conocer a sus padres.

Después de tanto tiempo, ambos merecían disfrutar su verdadero amor.

En el restaurante.

Fuera del salón privado, un hombre de mediana edad instruía con detalle en voz baja a la joven que lo acompañaba: —Cuando entres, no mires fijamente al presidente Alejandro. He estudiado su caso estos dos últimos años, y ninguna mujer que se le haya acercado ha logrado su objetivo. Si quieres ayudar a tu padre a saldar todas las deudas, debes hacer que él se interese en ti primero.

El rostro de Victoria Romero se tornó pálido y mordió su labio de forma impulsiva: —¿Crees que el presidente Alejandro podría interesarse en mí?

—Eso dependerá solo de ti. Aunque está casado, nunca ha tenido hijos con su esposa. Todo el mundo dice que tienen una buena relación, la ausencia de hijos definitivamente indica que hay un problema. Te pareces mucho a su esposa, pero eres más joven y tierna que ella, seguro que poco a poco se fijará en ti. —respondió el hombre de mediana edad.

Victoria bajó inquieta la mirada, vislumbrando cuidadosa la silueta de alguien frente a ella.

Nunca pensó que tendría esa valiosa oportunidad de conocer a Alejandro.

Era un hombre que ni siquiera se atrevía a soñar.

Y la verdad, no quería ser la otra mujer, especialmente frente a un hombre en la cima de la pirámide social, donde ella se sentía inferior.