Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1590

Javier miró a Norma con una sonrisa sarcástica.

—Habla de una vez por todas, ¿para qué me buscaste?

Al oír esto, Norma comprendió al instante que no se había equivocado; efectivamente, el hombre frente a ella era Javier.

—¡Soy Norma, tu hermana! ¡Eres mi hermano, mi hermano, mi hermano de sangre! —exclamó con gran emoción, intentando sujetar emocionada la mano que Javier tenía apoyada en la bicicleta.

Sin embargo, él la esquivó rabioso.

Su gesto fue claramente uno de rechazo.

—Yo no tengo hermana.

Norma, avergonzada y sonrojada por el terrible rechazo, insistió: —Soy hija de papá, tenemos el mismo padre. Por supuesto que eres mi hermano.

¿Por qué todos ellos eran tan fríos y crueles con ella?

Ella no había matado a nadie, no había cometido ningún crimen. Además, tenía una apariencia bastante dulce y tierna. ¿Por qué razón ninguno de ellos la quería?

¿Por qué todos eran tan indiferentes ante su desgracia?

La verdad no podía entenderlo.

En verdad no lograba comprenderlo.

En estos últimos días, sentía que había estado viviendo un infierno tras otro.

—Si tienes algo que decir, dilo rápido que me voy, —respondió Javier con frialdad.

Si no fuera porque quería descubrir qué pretendía exactamente Norma, no habría perdido ni un segundo de su valioso tiempo observando aquel espectáculo.

Norma reaccionó enseguida: —Mira cómo son otros hermanos y compáralos contigo. Vine de forma voluntaria a buscarte porque confío en ti, porque en realidad te he considerado parte de mi familia. ¿Acaso no podrías consentirme un poco?

Francisco y los demás eran difíciles de convencer; tal vez, por haber conocido a tanta gente y vivido muchas experiencias, tenían el corazón endurecido. Pero Javier era distinto a todos; él era más joven, apenas le llevaba unos pocos años.

Además, Javier estaba más conectado con las redes sociales.

Allí abundaban historias sobre hermanos que consentían de la mejor manera a sus hermanas menores.

Javier observó despectivo el rostro de Norma, cubierto de lágrimas, mostrando una expresión de claro desagrado.

—No vengas aquí a llorar con lágrimas de cocodrilo. ¿Crees que no sé qué clase de gente son ustedes? Si insistes, llamaré a la policía. —Le advirtió Javier con frialdad.

Su dinero era asunto suyo; ni siquiera sus familiares querían su dinero, ¿y esta tal Norma, salida de quién sabe dónde diablos, tenía el descaro de exigírselo?

—Tienes brazos y piernas, pero en lugar de esforzarte por ganarte la vida dignamente, vienes a pedírselo a otros. ¡Con razón terminaste toda golpeada! La gente mediocre como tú siempre merece lo que le pasa. ¡Quítate del medio!

Javier empujó con fuerza a Norma para apartarla.

Utilizó tanta fuerza que Norma cayó al suelo como un perro.

Ella ya estaba débil, lo que hizo que fuera aún más fácil lanzarla.

Aunque intentó levantarse rápido para bloquearle de nuevo el paso, ya no pudo lograrlo.

Javier ya se había alejado pedaleando.