Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1591

—¡Ustedes son personas sin corazón! ¡Van a sufrir grandes desgracias! ¡Todos ustedes son de altos ingresos, tan ricos! ¿Por qué debería yo esforzarme y trabajar tan duro para tener algo? Estoy destinada a ser una dama de clase alta, no una trabajadora despreciable como esas miserables personas. ¡Ustedes recibirán su merecido castigo! —gritaba Norma bajo la noche.

En la calle casi no había nadie.

Sus quejas y odios no encontraban eco alguno en nadie.

Lo que había dicho a Javier era bien cierto, ahora no tenía dinero. No entendía cómo, después de comer algunas veces y comprar algunos productos de cuidado personal, se había quedado sin nada de dinero.

Luego, Armando, que dijo quererla tanto, pasó una noche con ella y al día siguiente fueron a un centro comercial.

Ella quiso comprar un bolso de Chanel, pero Armando se negó rotundamente y hasta la golpeó afuera de la tienda, diciéndole que la verdad no valía ni lo que costaba un bolso.

Si hubiera sabido, nunca habría prestado atención a un chico tan ordinario como ese despreciable Armando cuando estaba en la escuela.

Si no fuera porque había vuelto sola a la ciudad A, pensando que recibiría el mejor de los cuidados de parte de sus hermanos, pero al buscarlos se encontró con indiferencia sin excepción alguna.

En estas circunstancias, fue cuando se unió a Armando.

Estar con Armando era básicamente darle una ventaja, algo que en realidad no merecía.

Pero ahora...

Mirando los autos pasar bajo las luces de la calle, se sentía increíblemente sola y desesperada.

Sus padres ya no eran de fiar.

Sus hermanos tampoco.

Ana tampoco le compensaría.

¿Qué debería hacer entonces?

Realmente no tenía ni un centavo, ni para una sopa. Cuando fue a buscar a Javier, había llamado a Alba, quien estaba delirante y aún así le pidió dinero para comprar esa maldita sustancia dañina.

¡Realmente estaba fuera de sí!

No podía entender con claridad cómo su familia, que antes estaba bien, había llegado a este terrible punto sin retorno.

¿Quién podría imaginar que en un día tan lluvioso alguien estuviera tan tranquilo parado en medio de la carretera sin un paraguas?

Alejandro apenas echó un vistazo fuera y luego cerró los ojos de nuevo.

El conductor tocó insistente la bocina.

Pero la persona en medio de la carretera no se movió.

—¿Esta persona está loca? ¿Por qué está parada en medio de la carretera tan tranquila sin moverse? ¿Acaso quería morir? —murmuró el conductor con cierta incredulidad.

De inmediato giró el volante para tomar otra ruta.

Conducir bajo la lluvia ya era un gran desafío, ¡y esta persona claramente tenía un severo problema! No sabía qué trauma había sufrido.

—¡Vaya! Está loca. Ahora está cambiando de dirección y bloqueando de nuevo el auto, ¿será que intenta provocar un accidente? ¿No sabía que casi todos los autos tenían ahora cámaras? —exclamó el conductor furiosamente.

Alejandro abrió los ojos de nuevo y miró hacia el frente del auto.