Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1598

—Presidente Enrique...

Su voz era muy baja.

El presidente Enrique soltó una risa despectiva: —Ayer me dijiste que querías tomarte unos días libres, esos días son para hacer que Alejandro se enamore de ti, ¿cierto?

El corazón de Victoria se estrujó con fuerza, el miedo la seguía como una imborrable sombra.

Ella respiró hondo: —Sí, presidente Enrique así es.

—Creo que estás evitándome una y otra vez, solo buscando excusas, ¿realmente no quieres atenderme, acaso me desprecias? —El presidente Enrique, molesto desde temprano por algo que había ocurrido, tenía un tono de voz muy agresivo por teléfono.

Victoria disimuló su miedo: —No es eso, presidente Enrique está pensando demasiado, solo estaba considerando la posibilidad de intentarlo de nuevo, tal como lo prometí al principio. Ayer vi al presidente Alejandro, su actitud hacia mí ha cambiado un poco, tengo mucha confianza de que definitivamente se enamorará de mí.

Si no fuera por los recuerdos de su vida anterior, nunca estaría tan segura de ello.

Pero los recuerdos de su vida anterior le decían claridad que no es que Alejandro no la quisiera, sino que no había recordado su vida pasada, una vida en la que la amó con locura, seguramente grabada en su alma, ¿cómo podría olvidarla tan fácilmente?

Antes tenía algunas reservas al respecto, pensaba que estaba destruyendo la familia de Alejandro y Ana, convirtiéndose en la tercera persona que más despreciaba.

Pero ahora...

Ella creía que Ana se había convertido en la tercera persona.

Ana también renació, y simplemente podría haber cambiado su propio destino, ¿por qué tuvo que cambiar el de Alejandro y, por extensión, el suyo? Ahora ella anhelaba que Alejandro la arrebatara y la mimara, poniéndola en la palma de su mano.

El presidente Enrique estuvo en silencio por unos minutos.

Durante esos minutos, Victoria no podía dejar de repasar una y otra vez esos recuerdos.

Esos recuerdos, cada fragmento, la hacían sentir una tentación profunda.

La Victoria de su vida pasada, ¿cómo pudo ser tan estúpida?

¿Por qué no entendió los verdaderos sentimientos de Alejandro hacia ella?

¿Quién más en este mundo podría tener la capacidad de protegerla como él lo había hecho?

—Está bien, te creo por última vez, —dijo el presidente Enrique con voz grave.