Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 16

Si no hubieran terminado, la señorita González estaría jugando con dos hombres a la vez.

Haciendo que el Sr. García siempre fuera el amante.

Un amante con todas las de la ley.

Si eso fuera cierto, la señorita González realmente estaría escondiendo algo muy bien bajo su apariencia.

—Aún no estamos seguros. —Dijo Alejandro, sin querer culpar a Ana injustamente.

—No se preocupe, Sr. García, lo investigaré de inmediato.

—Sí.

——

Ana estuvo ocupada desde las nueve de la mañana hasta el almuerzo. A mediodía, Ricardo pidió comida para llevar.

Pollo en salsa de chile.

En la tienda, además de Ricardo, había un empleado más.

Un chico que acababa de cumplir dieciocho años, llamado Pablo Pérez. Decía que no le gustaba estudiar, así que, después de graduarse de la preparatoria, vino directamente a trabajar con Ricardo. Sin embargo, parecía que en la tienda siempre había personas de varios países y él podía cambiar entre inglés, alemán y francés con facilidad, probablemente tenía un gran talento para los idiomas.

Ricardo le daba un sueldo de tres mil quinientos dólares al mes, con comida incluida pero sin alojamiento. También había bonificaciones por asistencia completa y comisiones.

A su edad, le gustaba hacer transmisiones en vivo. Con su buena apariencia y forma de hablar encantadora, solía vender productos durante las transmisiones y tenía bastante popularidad.

Ayer vendió un gran artículo, obteniendo una comisión de cincuenta mil dólares.

No se puede negar que la industria de las transmisiones en vivo está en su apogeo.

—Ana, esta noche te invito a comer Moqueca de Peixe. —dijo Pablo mientras devoraba su comida, invitando a Ana.

Antes de que Ana pudiera rechazar, Ricardo le lanzó una mirada de desaprobación. A su edad, no podía soportar ver a esos chicos jóvenes tan atrevidos.

—Ella ha estado restaurando una pintura antigua todo el día, está agotada. ¿Qué Moqueca de Peixe ni qué nada? Esta tarde, mejor haz una buena transmisión en vivo y vende las mercancías nuevas que llegaron estos días. —Dijo Ricardo.

En ese momento, Ricardo recibió una llamada.

—¡Qué coincidencia! Aquí tengo justo una pintura del Periodo Precolombino. Sí, una pintura de paisajes. Está restaurada de manera excepcional. La acabo de recibir hace unos días. —dijo Ricardo por teléfono.

—La voy a llevar a subasta.

—¿Qué? ¿Don Ramón la quiere?

Ana escuchó la conversación de Ricardo y supo que hablaba de la pintura que ella estaba restaurando.

Ricardo parecía un poco en un dilema. —No es cuestión de dinero, ya lo había acordado con la casa de subastas. Tengo otras dos pinturas del Periodo Precolombino que también estoy restaurando. ¿Qué te parece si, una vez restauradas, se las llevo primero a Don Ramón?

Al final, la persona al otro lado del teléfono debió de estar de acuerdo.

Después de colgar, Ricardo miró a Ana con una sonrisa. —Anita, te pagaré más. ¿Podrías venir más temprano o quedarte un poco más tarde para terminar la restauración lo antes posible? Las pinturas del Periodo Precolombino están muy demandadas últimamente.

Quería aprovechar la oportunidad para ganar un buen dinero.