Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1620

Cuarenta minutos después.

En la estación de policía.

Ana y Francisco llegaron casi al mismo tiempo.

Las personas que Ignacio había enviado para proteger a Judith en secreto estaban allí también.

Al ver a Ana, los tres saludaron en su dirección.

Ana también saludó, si no fuera por ellos, no habrían podido rescatar a Judith con tanta rapidez.

Después de todo, aunque se llamara a la policía, ellos también tenían que llegar, y eso lleva cierto tiempo.

Probablemente Norma y Armando tampoco esperaban que alguien estuviera protegiendo a Judith en secreto, y mucho menos que ella lograra alertar de esta manera a la policía con tanta calma.

Judith mantuvo su compostura todo el tiempo, y al ver a Francisco, caminó desesperada hacia él.

La pareja se abrazó con ternura.

Francisco, aún asustado, revisó cuidadosamente a Judith: —¿Te golpearon?

Judith lo negó: —Tranquilo, estoy bien. Parecía que era su primer secuestro, no tenían experiencia. Además, había configurado mi celular cuando salí de casa, por eso pude alertar a la policía tan pronto como noté algo extraño en todo esto.

—Eso era bueno. —Francisco finalmente se relajó.

Sin embargo, sus ojos todavía mostraban una mirada sombría.

De repente, Judith vio con afecto a Ana y se dirigió a ella: —Lamento haberte preocupado también, escuché de las personas que me rescataron que fuiste tú quien les pidió que me protegieran en secreto estos días, por miedo a que me encontrara en peligro.

Ella estaba realmente agradecida con la mucha bondad de Ana.

Después de descubrir que Norma la estaba siguiendo, además de tener a Francisco protegiéndola, Ana había dispuesto un grupo de protección adicional.

Al ver a Francisco y Ana, de repente se sintió sin energías, y solo quería regresar a casa para descansar un poco en la cama.

Francisco se despidió, confiándole a Judith a Ana.

Pero él necesitaba ver a Norma.

Veinte minutos más tarde.

Francisco se encontró con Norma.

Parecía que acababa de ser trasladada y todavía no se daba cuenta de las consecuencias que enfrentaría. Al ver a Francisco, empezó a gritar como loca: —¡Pues dile a los policías que me liberen, que no he hecho nada! Judith está bien, ¿por qué me tienen aquí encerrada?

Ella realmente odiaba a Judith, era algo tan simple como eso, solo tenía que cooperar para conseguir el dinero y ella nunca le haría daño, pero la idiota de la Judith se atrevió a llamar a la policía.

Y así terminaron en la comisaría.