Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1631

Frente a la puerta del baño.

Victoria sentía que su corazón estaba a punto de salirse, hoy, por fin podría ver a Alejandro y él ya no tendría oportunidad alguna de esconderse.

Ella apretaba en su mano el papel para hechicería.

Este papel para hechicería se lo había dado aquella mujer, ella solo tenía que ponerlo en la persona de Alejandro.

Observó por un momento y notó que la ropa deportiva de Alejandro tenía un bolsillo lateral, podría fingir una casualidad y deslizar sigilosa allí el papel.

Justo en ese momento.

Alejandro salió del baño.

Ella escuchó los pasos.

Calculó el tiempo y se lanzó directo hacia él.

—¡Ah! Lo siento muchísimo, lo siento muchísimo.

Las veces que fue rechazada y no pudo acercarse la enseñaron a actuar solo cuando confirmó que era Alejandro y que no había nadie más alrededor. de esa manera se lanzó sin reserva alguna.

Alejandro retrocedió alerta, pero aún así Victoria logró tocar su brazo.

Él sintió como un frío recorría todo su cuerpo.

Después de que Victoria se estabilizara torpemente, se encontró con la mirada de Alejandro, que parecía querer aniquilarla, y tragó saliva asustada: —Yo... no fue a propósito, había una piedra aquí, no me di cuenta de eso, ¡lo siento de verdad!

—Además, quiero disculparme por las molestias de los últimos días, he tenido infinidad de problemas recientemente, tuve una pesadilla y confundí la realidad con el sueño. Lamento las molestias causadas a ti y a tu esposa, ¡prometo que no te molestaré más!

Tras decir esto, observó cuidadosa a Alejandro.

La mujer le había dicho que, una vez que el papel para hechicería estuviera en Alejandro y él lo tocara, recordaría experiencias de vidas pasadas, y entonces ella no tendría que esforzarse tanto en buscarlo con insistencia.

Él vendría a buscarla como en su vida anterior.

Así que podía decir estas palabras sin preocupación alguna.

Alejandro, al escucharla, mostró una ligera sorpresa y la miró, estrechando sus sombríos ojos.

Victoria no entendía por qué se sentía culpable, pero de alguna manera, al ser observada así por Alejandro, no podía controlar el latido de su corazón.

Era esa sensación de culpa indescriptible.

En el momento en que se encontró con Alejandro, la mirada con la que él la observó en realidad podía hacer que el corazón de alguien saltara del miedo.

Era una mirada que parecía querer matarla.

Esa mirada de indiferencia hacia ella, incluso un profundo disgusto por su acercamiento.

Era como un cachetadon que la hacía sentir dolor.

La verdad no quería hacerse tan despreciable, tan humilde, como si estuviera suplicando el amor de Alejandro.

—Lo hiciste bien, tranquila. Él recordará todo, en unos cuantos días, se dará cuenta de la verdadera cara de Ana y luego volverá a buscarte, y entonces serás la persona que más ha amado, y todos los que quisieron hacerte daño se arrepentirán de haberte ofendido. Victoria, tus buenos días están por llegar. —El tono de la mujer se volvía cada vez más emocionado.

Sonaba...

Victoria no sabía por qué, pero algo le parecía extraño.

—¿De verdad? —Preguntó con cierta curiosidad.

La mujer rió con sarcasmo: —Fui yo quien te hizo recordar vidas pasadas, quien te dio la oportunidad de conocer la verdad y de no seguir confundida con Enrique, ¿y aún dudas de mis palabras?