Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1634

Sin embargo, ahora no era el momento adecuado de pensar en eso.

La situación de Alejandro era crítica.

El ente maligno lo había afectado profundamente.

Si no se equivocaba, la condición de Alejandro era similar a la de Eduardo.

Si una persona tenía una voluntad débil, no sufriría tanto, aceptaría con rapidez esos recuerdos que aparecen de repente.

Por el contrario, una persona con una voluntad fuerte sufriría mucho, luchando contra esos recuerdos impuestos de forma abrupta.

Se sentiría una sensación muy desgarradora.

Ana apresurada fue a buscar un bolígrafo y, tras conseguirlo, enseguida dibujó un hechizo en la palma de Alejandro.

Justo cuando terminó de dibujar el hechizo, notó claramente que el estado de Alejandro había mejorado en gran manera.

El impacto del ente maligno en él empezaba a disminuir de manera gradual.

Ella se secó el sudor de la frente.

Cipriano llegó en ese preciso momento.

—¿Qué le pasa al presidente Alejandro?

Hace unos días, acababan de realizarle algunos exámenes al presidente Alejandro, y su salud era especialmente muy buena, sin ningún problema alguno.

Ana miró hacia Cipriano en la puerta: —Él ha encontrado un ente maligno, ahora está bajo la influencia de ese ente. Salgamos a hablar un momento, necesita un ambiente tranquilo para estabilizar un poco su mente.

—Ah, está bien.

Cipriano, al oír que se trataba de un ente maligno, mostró una expresión grave.

Hoy justo había hablado por teléfono con Eduardo y sabía muy bien lo que Eduardo había experimentado días atrás.

Debido al contacto con un ente maligno, estas producirían alucinaciones, pensando que se habían reencarnado, y su mente se llenaría de recuerdos extraños como si fueran escenas de una película.

Cipriano suspiró aliviado: —Muy bien, definitivamente no quiero que estos líos afecten mi juicio.

Ana miró la hora, pronto oscurecería afuera y Alejandro tal vez no despertaría en un corto plazo.

—La situación de Alejandro ya estaba estabilizada, solo esperaba a que despertara, no tenías que preocuparte.

Cipriano dijo: —Está bien, entonces me voy a casa. Me mudé recientemente, ahora vivo más cerca de ustedes. Si surge algo, puedes llamarme de inmediato y llegaré con rapidez.

—Está bien.

Después de que Cipriano se fue, Ana miró al silencioso Alejandro frente a ella, sintiéndose un poco abrumada al verlo.

Estos días, Eduardo había estado investigando a esa persona y ya tenía algunas pistas.

Tal vez no era alguien que ella conociera.

Ella también había estado revisando a las personas que conocía en estos días, y casi no había sospechas.