Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1679

—Lo que dije fue demasiado directo, Ignacio y yo realmente nos amábamos. Al principio no sabía que Teresa existía, y cuando lo supe, me sentí incómoda por un tiempo y quise dejar a Ignacio, no quería ser la tercera en una relación. Pero... a veces los sentimientos eran incontrolables, quise irme pero no pude controlar mi corazón, todas somos mujeres, creo que puedes entenderme —Denisse suavizó su tono.

—No soy un hombre, no necesitas coquetear conmigo, ni mostrarte débil frente a mí. Lo que realmente te dolía era perder los recursos que Ignacio te había dado, ¿verdad? Ignacio podía invertir en ti hoy con dinero, y mañana también podría invertir en alguien más. Dices que no querías meterte en la relación de otros, pero buscaste a Teresa a sus espaldas, ¿no te parece muy hipócrita? Los hombres podían creer en tus trucos, pero conmigo no funcionaban —Haila no le dio ninguna consideración a Denisse, exponiendo directamente su falsedad.

Luego, continuó diciendo: —Ignacio se fijó en ti, probablemente también porque había algo en tus ojos y cejas que se parecía a Teresa. Teresa tenía buen carácter, pero yo siempre había tenido mal genio. Si molestabas a Teresa, me molestabas a mí, ¿lo sabías?

Denisse abrió mucho los ojos, que gradualmente se tornaron rojos, y luego comenzaron a brillar con lágrimas.

No en vano era actriz, en cuestión de segundos, podía mostrar una sensación de agravio casi lloroso.

Los hombres...

Probablemente todos disfrutaban de eso.

Pero a las mujeres realmente les disgustaba en el fondo.

¿Qué había para llorar? ¿Cuando ibas a acosar a alguien, por qué no llorabas entonces?

Así pensaba Haila, y así lo mostraba su rostro, rodando los ojos con impaciencia. —Si usaras esa actuación en tus dramas, tal vez no se burlarían de que eres una mala actriz.

—¡Tú! —Denisse se puso roja de rabia.

Haila: —¡Puedes ir a quejarte con Ignacio si quieres!

Dicho esto, se dio la vuelta y se fue, sin darle a Denisse ni siquiera una mirada más.

Denisse siempre había sido respetada por todos, nadie le había hablado tan desagradablemente antes.

Era como si alguien le hubiera dado una bofetada.

Ana salió temprano del trabajo ese día.

Fue a recoger a Josefina.

Justo ese día Josefina tenía clase de piano, y cuando llegaron a casa, la maestra ya estaba allí.

Ana y Antonio estaban ocupados en la cocina, mientras escuchaban a Josefina tocar el piano.

—¡Josefina tocó el piano maravillosamente! —Antonio no podía dejar de sonreír mientras lo elogiaba.

Ana también sonrió. —Solo ha estado aprendiendo por poco más de un año, todavía no se nota mucho.

—La maestra dijo que Josefina tenía talento y era diligente, practicaba todos los días. Esa perseverancia y esfuerzo eran raros de ver en muchos niños. Era como su señor y señora —Antonio elogió a Josefina, y luego también a Ana y Alejandro.