Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 171

—Señorita Nuria, ¿cree que me parezco a la Virgen María?

Había amenazado con destruir la paz de su familia y ahora buscaba su ayuda. ¿No sería acaso necesario cambiarle el cerebro a Nuria?

Ella sospechaba que solo alguien con el cerebro dañado podría ser tan insensato.

—Te lo suplico, ¡dime tu precio! Si ciento cincuenta mil dólares no son suficientes, ¿qué tal trescientos mil dólares o quizás setecientos mil? ¡Puedo ofrecerte setecientos mil dólares! Solo para evitar que el presidente García me malinterprete, te daría el dinero de inmediato.— Nuria hizo la oferta con reticencia.

Ella tenía el presentimiento de que Alejandro no mencionaba a su familia Flores tan solo de pasada.

No podía permitir que su imprudencia implicara a todo el Grupo Flores.

—Lo siento.— Ana se marchó directamente.

No importaba si eran setecientos mil o un millón cuatrocientos mil dólares, ella no aceptaría.

Una persona como Nuria, que ya había amenazado antes, seguramente encontraría maneras de reclamar el dinero de vuelta.

Nuria no era de fiar.

Y definitivamente no valía la pena perder tiempo con ella.

Nuria mordió su labio con fuerza, sus manos temblaban mientras llamaba a Salvador.

—Salvador, he cometido un error.

Luego le explicó brevemente a Salvador lo ocurrido.

Después de escucharla, Salvador guardó silencio unos minutos. —Has sido demasiado audaz. Hace un par de días me encontré con Caio y hablamos de Ana. Caio mencionó que Alejandro realmente valora a Ana y que no deberíamos subestimarla. Una mujer apreciada por Alejandro, ¿quién se atrevería a molestarla?

—Nuria, por casualidad has tocado un tabú de Alejandro.

Nuria apretó el teléfono, sintiendo un pánico que nunca antes había experimentado. —Ayúdame a encontrar una manera de verlo.

—No puedo ayudarte, si lo hago, él ya no me considerará su amigo, debes resolverlo por tu cuenta. Un consejo: en lugar de pedirme ayuda, sería mejor que te disculpes adecuadamente con Ana.— Salvador rechazó la idea de inmediato.

Al final, Ana descubrió cuáles eran los platos favoritos de Alejandro.

Ahora, con los ingredientes comprados, regresaría a casa a cocinar, y planeaba tener todo listo para la noche.

Al salir del supermercado, se encontró casualmente con Emilio y una joven.

El aspecto y el porte de la chica sugerían que era una estudiante universitaria sin mucha experiencia de vida.

—¿Ana?— Emilio parecía sorprendido.

Ana sonrió y saludó, —Señor Emilio.

—¿Qué haces sola en el supermercado? Has comprado tantas cosas, ¿necesitas ayuda?— Emilio miraba a Ana con una mirada maliciosa.

Ya la había observado antes en el club, y ahora que la encontraba sola, no quería desaprovechar la oportunidad de actuar.

Ana, empujando el carrito, se apartó, —Gracias, puedo manejarlo yo sola.