Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1720

Ana miró en la dirección que Josefina indicaba.

Notó que ya había varias personas congregadas allí.

Josefina mencionó que la persona que estaba importunando a Gisela en ese momento no era otro que Silvio.

¿Qué sucedía entre ellos dos?

¿Acaso no se habían reconciliado aún?

—Me pediste tiempo para calmarte un poco, te lo concedí, pero no puedes estar jugando de esta manera conmigo. Gisela, hemos estado casados tantos años, ¿no puedes perdonarme este error una vez más?

—Ya te he perdonado muchas veces, ¿de qué sirve seguir insistiendo? Ahora que estamos separados, cada uno por su camino, está bien así. Te dejé en libertad, sin que nadie te controlara, puedes ir tranquilo a beber con tus amigos hasta el amanecer si quieres, hacer lo que desees. No sé qué más podrías querer.

Silvio se irritó: —¿Qué hombre no tiene buenos amigos? De vez en cuando, unos amigos se reúnen y beben un poco, ¿no crees? ¿eso también te molesta? Te acabo de decir que intentaré reducir las reuniones con ellos, ¿no es eso suficiente?

Gisela contestó: —El problema esta vez también fue por tus amigos en la mesa de bebida, aún no te has dado cuenta de que esas personas que llamas amigos en verdad no te benefician en nada, ¿verdad?

—Fue solo un accidente, él no sabía. Estos amigos habían estado juntos durante muchos años, teníamos una buena relación, no se puede cortar el contacto por estas pequeñas cosas. Al final, dime la verdad, ¿tienes a alguien más? ¿Es por eso que aprovechaste esta oportunidad para divorciarte de mí? —Silvio se convencía cada vez más de esta posibilidad.

Gisela respiró profundo, observó atenta a algunas personas alrededor que miraban el altercado y se molestó, hablándole a Silvio en voz baja: —Hablemos de esto fuera del centro comercial.

—No es posible, necesitas darme una respuesta ahora, ¿estás intentando divorciarte de mí a propósito? —Insistía Silvio sin cesar.

Gisela se sintió extremadamente avergonzada.

Fue entonces cuando Josefina intervino: —¿Quién eres tú? ¿Por qué estás importunando a la profesora Gisela?

El cuerpo de Gisela se tensó demasiado, giró la cabeza y vio a Ana y Josefina acercándose, lo que la hizo sentir aún más incómoda: —Hablemos de esto afuera. —Le dijo enseguida a Silvio.

Josefina comentó: —¡Está bien!

Ana y Gisela intercambiaron ciertas miradas, Ana sonrió y, luego dijo: —Voy a seguir paseando un poco más con Josefina.

—Perfecto, empezaré a darle clases a Josefina en un par de días, nos vemos entonces. —Gisela se sintió bastante aliviada, agradecida de que el altercado no hubiera sido peor.

De lo contrario, no sabría cómo enfrentarse a la señora Ana.

Después de que Ana y Josefina tomaron el elevador a otro piso del centro comercial, Gisela retiró su mirada.

Exhaló profundo.

Se sentía como si fuera la primera vez en treinta años que se avergonzaba tanto.