Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 181

Después de agradecer a Don Fernando, Ana se dirigió inmediatamente a la zona de descanso.

Al llegar, su expresión cambió al ver a los tres miembros de la familia González sentados en el sofá.

Sin vacilar, sacó su móvil y llamó a la seguridad de la empresa.

—Los tres que acaban de entrar no tienen nada que ver conmigo; son estafadores. Por favor, vengan y expúlsenlos.

Al oír la voz de Ana, los tres González se levantaron del sofá.

—Aunque lo niegues, sigues siendo nuestra hermana. Eso es un hecho indiscutible que nadie puede cambiar. Hoy hemos venido a confrontarte. Ahora te damos una oportunidad para corregir tus errores, ¿cómo es que no la aprovechas? —dijo Sergio, furioso.

¡Ana había osado llamar a la seguridad para echarlos!

Ella estaba siendo cada vez más intolerable.

Gustavo, con el rostro serio, dijo: —Dinos tus condiciones. Ya que estamos aquí, plantea tus términos cuanto antes. Vamos a dejarlo todo claro; puedes pedir lo que quieras, pero queremos saber quién está detrás de ti.

—Hemos cometido errores en el pasado que pudieron haberte herido, pero eso no volverá a suceder. Después de todo, somos hermanos y tú eres la hija de nuestros padres. Incluso si tienes quejas contra nosotros, deberías dejar de actuar así ahora. Anita, vuelve a casa —intentó persuadirla suavemente José.

La actitud de los tres hermanos era diferente, pero lo que tenían en común era su deseo de que Ana les hiciera caso.

La familia González solo pensaba en sus propios intereses, por lo que eran muy astutos.

Sabían perfectamente cuándo hacer qué elección.

—No estoy en el mismo libro de familia que ustedes. ¿De dónde sacan que somos hermanos? Si no quieren hacer el ridículo, ¡desaparezcan de mi vista! —respondió Ana sin mostrar ninguna emoción.

—¡Tú! Así que lo que quieres es legalizar la relación familiar, ¿por qué no lo dices claro? ¿Es necesario recurrir a esos métodos subrepticios? Te niegas a donar sangre a Carmenita y luego buscas a alguien para atacar a nuestra familia González, todo por un certificado de relación familiar. Ana, ¿puede haber alguien más despreciable que tú? —Sergio, viendo la verdadera naturaleza de Ana, rodó los ojos con desprecio.

El empadronamiento de la ciudad A es codiciado incluso por quienes no son de la región, y mucho menos por Ana.

—¿No entiendes lo que estoy diciendo? Lo diré más claro entonces; por suerte, no estoy en el mismo libro de familia que ustedes. En el futuro, sería mejor que se alejaran al verme —dijo Ana, mientras el equipo de seguridad se acercaba rápidamente.

—¿Qué? —exclamaron al unísono Sergio y Gustavo.

José palideció y se adelantó rápidamente, preguntando con urgencia: —Incluso si no estamos en el mismo libro de familia, seguimos siendo hermanos de sangre. ¿Realmente tienes el corazón para ver al Grupo González quebrar? Acabo de decirlo claramente, si expresas tus pensamientos, estamos dispuestos a corregir lo que sea necesario y permitirte establecer tus propias condiciones.

—¿Qué importa la relación de sangre? —rio fríamente Ana.

Ellos definitivamente tenían un problema en su forma de pensar.

No entendían lo que ella quería.

—Señorita Ana, ¿está segura de que no los reconoce? —preguntó el jefe de seguridad, acercándose a ella con su equipo.

Sin dudarlo, Ana respondió: —Sí, expúlsenlos.