Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1824

Todas estas cosas fueron entregadas por el hotel la noche anterior, y antes de venir aquí esta mañana, ella se aseguró de calentarlas y traerlas consigo.

Lo hizo para que Bernardo pudiera disfrutar con agrado de una comida caliente.

Además, todo estaba distribuido de forma adecuada almacenado en bolsas térmicas, de modo que, incluso después de tomarse un tiempo para cambiarle las vendas a Bernardo, la comida aún permanecería caliente.

A Bernardo le encantó.

Sin darse cuenta, ambos terminaron comiéndose todo.

Luego, Josefina sacó otra bolsa.

Adentro había varios paquetes de comida para calentar.

—Te enseñaré cómo usarlos, así durante los próximos días, incluso estando en esta habitación, podrás comer algo caliente en cualquier momento.

Josefina sacó las comidas de para calentar como si fueran tesoros.

Ya había abierto los paquetes, si alguien los viera, lo máximo que sentirían sería curiosidad sobre qué eran, pero no pensarían que esos paquetes contenían comida. Las comidas para calentar eran de sabores suaves, sin picante, ya que Bernardo tenía heridas y necesitaba evitar ciertos alimentos.

Bernardo aprendió rápido.

Ella explicó cómo usarlos una vez, y él lo memorizó.

—Para que no te aburras, también te traje un par de libros que puedes leer en estos días. —Josefina se había preparado muy bien para el día de hoy.

El sirviente que habló antes dijo que, a menos que Bernardo se arrodillara para pedir disculpas, lo seguirían encerrando en este lugar por lo menos un par de días más.

Solo quieren torturar a Bernardo hasta dejarlo sin vida.

Estas no son personas de bien.

Si tuviera la oportunidad de encontrarse con aquellos que han maltratado a Bernardo, en definitiva tomaría ciertas represalias por él.

Se podía ver el calor en el corazón de Bernardo, era evidente lo que Josefina estaba pensando.

Ella quería hacer que su permanencia en la habitación fuese cada vez más cómoda durante esos días.

—Muchas gracias. —Dijo él.

—No tienes que ser tan formal conmigo. —Respondió Josefina.

Ambos continuaron conversando por un buen rato, y como Bernardo estaba muy interesado en el mundo de Josefina, ella seguía describiendo con detalle la vida moderna.

Era un mundo desconocido para Bernardo.

Ahora...

Los ojos de Bernardo se iluminaron.

Eso era cierto.

Ahora que podía verla, eso ya era suficiente.

Nunca había imaginado que Josefina aparecería en su vida.

Ella era tan maravillosa.

Tan maravillosa que temía mostrarle su verdadero yo.

Tenía mucho miedo de que ella sufriera y se alejara.

Josefina no vio el torbellino de emociones que cruzó de repente por los ojos de Bernardo, ella se levantó apresurada para recoger las cajas de comida del suelo. Después de empacarlas, le dijo a Bernardo: —Me tengo que ir, cuídate mucho estos días y asegúrate de no lastimarte más.

Bernardo sonrió y dijo: —Igual tú.

Justo después de que sus palabras resonaban una y otra vez en su cabeza, vio cómo Josefina desaparecía de su vista.