Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1835

—Ese tal Jaime...

Benito ya se había calmado y reflexionaba detenidamente sobre el asunto: —No pudo haber sido obra de algún fantasma femenino, ni de Bernardo. Lo encerraron en el cobertizo de la leña, no ha comido ni un solo grano de arroz, está tan hambriento que no tiene fuerzas ni para hablar, ¿cómo podría haber lastimado de esa manera tan cruel a Jaime? Debe haber sido gente de afuera, alguien contrató a personas para que se infiltraran.

Mercedes lo meditaba una y otra vez, considerando que tenía mucho sentido.

Luego, Benito agregó: —Este asunto no debe divulgarse más.

—¿No sería demasiado injusto para Jaime si dejamos de investigar? Jaime es nuestro único hijo. —Mercedes se llenaba de una intensa ira solo de pensar que Jaime había quedado discapacitado.

¡Su hijo había quedado discapacitado, ahora era como una mujer!

El hijo de esa mujer aún vive bien.

Benito tomó una profunda inhalación, también estaba afectado por el asunto: —De ahora en adelante, diremos a todo el mundo que Jaime está enfermo, que necesita tiempo para recuperarse.

—¿Así que no planeas dejar que Jaime salga a la calle en el futuro, no es así? —Mercedes respiró hondo, pues Jaime estaba destinado a ser el heredero de la familia Castro, pero ahora ya ni siquiera podía salir de casa.

Benito también se sentía impotente por todo lo sucedido: —Incluso si saliera, la gente se burlaría de él, no podemos taparle la boca a todo el mundo.

Mercedes lloró desconsolada y dijo: —¿Entonces Jaime simplemente va a sufrir por la maldad de otros sin más? Siempre siento que Bernardo tiene algo que ver en todo esto, ¿será que sabe que ibas a anunciar a Jaime como el heredero y eso le molestó, así que buscó la manera de hacerle daño a Jaime?

Aunque eso es lo que decía, también sentía que Bernardo estaba en constante bajo su vigilancia, ni siquiera podía ir lejos.

Estos días había estado encerrado en el cobertizo de la leña, y solo de vez en cuando podía beber un par de tragos de agua.

En esa situación, Bernardo no tendría cómo hacerle daño a alguien.

—Ya te dije que no es posible. Ha estado confinado estos últimos años, él no tiene esa capacidad. Incluso si odia a Jaime, solo podría odiarlo en su corazón. Incluso si estuviera relacionado con esos miserables fantasmas femeninos, ¿qué podrían hacer? Solo asustar a la gente. —Benito ya lo veía con claridad.

Mercedes miró fijamente a Benito: —Benito, Jaime ya no podrá tener hijos. ¿Acaso quieres que Bernardo sea el heredero? ¿Y qué Bernardo vuelva a aparecer frente a todos?

—¿Qué estás diciendo? ¿Bernardo acaso podría compararse con nuestro hijo? No te compliques más la vida. Mejor ve a ver a Jaime, haz que se reponga. —Benito evitaba la mirada y se levantó apresurado para irse.

Mercedes mordió su labio.

Benito llegó a la puerta, se volteó hacia Mercedes y suspiró profundo.

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