Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1852

Frente a la Villa Estrella de Mar.

Eduardo y Cipriano, junto con la esposa de este último.

Llegaron uno tras otro con pocos minutos de diferencia.

Al observar la Villa Estrella de Mar, que estaba casi en completa oscuridad, los tres intercambiaron ciertas miradas preocupantes.

—Hace poco intenté llamar a Josefina, pero no contesta el teléfono, y tampoco sabemos qué está pasando ahora. Antonio también viene en camino, y me dijo que no tenía noticias de que Josefina hubiera vuelto a casa hoy. —Comentó Cipriano.

Al oír esto, Eduardo cambió enseguida de expresión: —¡Voy a intentar llamarla!

Si le ha pasado algo a Josefina, él juró que lo haría pagar al responsable.

Sin embargo, su llamada tampoco fue contestada.

Nadie respondió.

—Entremos a ver qué pasó. —Sugirió Cipriano de inmediato.

Eduardo estuvo de acuerdo.

Y los tres entraron en la villa.

Eduardo tenía acceso a la Villa Estrella de Mar.

Así que pudieron entrar con facilidad.

Una vez dentro.

El silencio en la villa era casi sobrenatural.

Sin rastro de sonidos.

Como si no hubiera en ese momento nadie en el interior.

—¿Josefina?

Llamaron en voz alta.

Pero no hubo respuesta alguna.

—Subiré a ver, ustedes esperen aquí abajo. —Dijo la esposa de Cipriano.

De lo contrario, si no la encontraban, seguro se preocuparían por su seguridad y tal vez incluso buscarían por toda la ciudad A para encontrarla.

—No me pasa nada, el que tenía un problema era mi amigo. Ya envié a alguien con medicinas para él, y está todo solucionado. —Explicó en detalle Josefina con un tono especialmente tranquilo y casual.

Al oír voces en el piso de arriba, Eduardo se sintió aliviado y enseguida preguntó: —Josefina, ¿podemos subir?

—Eduardo, voy a cambiarme de ropa y bajo, espérame un momento. —Josefina sintió cierta resignación interna.

Pero sabía que todos estaban muy preocupados por ella.

Apresurada, regresó a su habitación y se puso una chaqueta.

Al mismo tiempo, dejó la puerta de su habitación abierta de par en par y encendió la luz.

La luz era brillante, mostrando con claridad todo el cuarto.

Mientras se vestía, le dijo a Luisa: —Luisa, no expliqué bien la situación y los hice preocupar.

Luisa pudo ver en detalle todo el cuarto y se sintió aliviada, por fortuna, no pasaba nada.

Si Josefina hubiera tenido algún problema, los dos hombres abajo podrían haber causado un gran problema esa noche.