Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 204

—Anita solo está siendo educada, ¡aún necesitas esforzarte más!

La abuela García salió en defensa de Ana.

Alejandro se acercó y se sentó directamente al lado de Ana.

Miró la televisión sin mucho interés.

El programa de variedades estaba en pleno apogeo.

Hombres y mujeres reunidos, coqueteando mientras comían.

En su opinión, ni el primer ni el segundo hombre, ni siquiera el tercero o el cuarto hombre en el programa, podían compararse con él.

Y, por supuesto, ninguna de esas mujeres se comparaba con Ana.

La abuela García, viendo a Alejandro sentarse tan naturalmente junto a Ana, le guiñó un ojo cómplice. ¿Desde cuándo se habían vuelto tan cercanos?

Pensaba que antes solo actuaban, creyendo que no lo notaba.

Pero ahora, claramente no era una actuación.

Este chico disfrutaba estar cerca de Anita.

Ya a su edad, debía estar en esa fase donde los jóvenes hombres empiezan a interesarse en las mujeres, ¿no? La abuela García meditaba sobre su nieto.

Ana, que antes veía el programa de variedades con la abuela García de manera relajada y comentando sobre él.

Ahora se sentía un poco cohibida con Alejandro a su lado.

La abuela García miró la hora y los instó a irse,—Ya oscureció, ustedes dos deberían regresar. Mañana tienen que levantarse temprano para los exámenes, no se acuesten tarde.

—De acuerdo.

Ambos asintieron en señal de acuerdo.

Viendo a los dos marcharse, la abuela García comentó a Antonio:—¿Crees que el próximo año me darán un bisnieto?

—Creo que sí, es evidente que el joven señor está interesado en la joven señora,—respondió Antonio.

Ya eran mayores y habían visto muchas cosas. Además, la abuela había criado al joven señor. Si no le gustara, no habría dicho nada más de lo necesario, ni una palabra.

Pero antes, cuando llegó, su mirada se dirigió directamente a la joven señora.

Ana, cansada después de un día largo, apenas había intercambiado unas palabras con Alejandro cuando se quedó dormida.

Alejandro pareció decir algo más, pero ella, medio dormida, no lo escuchó claramente.

Él le había sugerido considerar su matrimonio; si ambos pensaban que el otro estaba bien y podían pasar la vida juntos, deberían seguir adelante.

Pero después de que él terminó de hablar, no recibió ninguna respuesta de Ana. Miró hacia Ana con algo de confusión.

Al mirarla, se dio cuenta de que ella se había quedado dormida.

Mirando su rostro relajado y dormido, Alejandro, observando el semáforo, sintió algo inesperado.

Esto también estaba bien.

No necesitaban un amor apasionado.

Ana había pasado por un hermoso amor de juventud que terminó en desilusión.

Sin amor, tal vez un matrimonio podría durar más.