Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 209

Temía que Elena hubiera descubierto algo y se lo contara todo a Laura.

—No dijo nada, ¡qué falta de educación! Una mujer rústica que viene del campo es simplemente grosera,—exclamó Laura con enojo.

—No te enojes, mamá. Ella no lleva mucho tiempo en la ciudad A y sigue comportándose como en el campo. No vale la pena enojarse y afectarte la salud,—dijo Carmen, aliviada de no estar con Elena. De lo contrario, ahora también sería una chica rústica sin educación, como la describía Laura.

Laura se calmó un poco.—Está bien, si al presidente García no le gustas, es su pérdida. Nuestra familia está pasando por tiempos difíciles. Necesitamos pensar en una solución juntos. Tu segundo hermano está viviendo en la empresa todo el tiempo y da pena verlo así. Y tu padre, su cabello se ha vuelto mucho más blanco.

—Sí, mamá.

—Y tu salud, ¿deberías ir al hospital a revisarte? Ana es insensible e ingrata, no se preocupa por ti y ni siquiera piensa en ir al hospital a donar sangre para ti,—dijo Laura mencionando a Ana con desdén.

Hace unos días, sentía que quizás le debía algo a Ana.

Ahora, no lo sentía en absoluto; Ana estaba allí para cobrar deudas.

En su corazón, ahora solo tenía a Carmen como su única hija.

—Creo que ya no me donará sangre,—dijo Carmen mordiendo su labio.

Antes, tenía la certeza de que Ana, para ganarse el favor de la familia, no se atrevería a ofenderla.

Ahora...

—Lo hará. Ella tendrá que volver a casa y, cuando lo haga, no podrá evadir sus responsabilidades,—dijo Laura con confianza. Ser mantenida por alguien no durará mucho, y eventualmente, será abandonada.

Pensar que tenía una hija que era mantenida y luego abandonada la llenaba de disgusto.

——

Por la mañana, no había mucha gente en el hospital.

Antonio había hecho una cita en un hospital privado.

Aquí, la privacidad de los pacientes estaba muy bien protegida.

Muchos famosos y celebridades venían aquí para recibir tratamiento.

Ana y Alejandro se hicieron varios exámenes.

Sin embargo, mirando a Alejandro, con su traje elegante, parecía un profesional exitoso. Observó el menú limpio y se dio cuenta de que probablemente no salía mucho a comer filete.

Alejandro dijo:—Lo que quieras, pide lo que te guste.

Ana pidió todo lo que quería comer.

Cuando sale a comer filete, su apetito se triplica.

¡Puede comer mucho!

Cuando trajeron el filete, Ana notó que Alejandro no comía alimentos picantes.

Ni siquiera usaba salsa habanero.

Ana solo lo miró un momento antes de comenzar a comer su bacalao y filete...

—Por la tarde, preguntémosle al doctor si se puede comer picante durante el período de preparación para el embarazo,—dijo Alejandro de repente.