Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 215

—Anita, ¿por qué no dices nada?—preguntó Beatriz.

—Estaba escuchándote. Creo que podrías ir a darle un poco de cariño de vez en cuando. Puede que tu esposo, el presidente Campos, se sienta tan conmovido que trabaje aún más duro,—respondió Ana, incapaz de compartir sus sospechas.

Si todo era una coincidencia, sería lo mejor. Beatriz y Bryan eran una pareja muy sólida.

Los ojos de Beatriz brillaron.—¡Claro! Soy su fiel esposa. Ahora mismo iré a nuestro restaurante favorito para llevarle una sorpresa.

La última vez que fue a buscar a Bryan al hospital con los resultados de los análisis, él se había mostrado tan sorprendido y feliz. Nunca antes había pensado tanto en ello.

No es justo que en una pareja siempre sea uno el que dé más.

Mañana Bryan debía viajar por trabajo, así que Beatriz pensó que pasar la noche en su oficina podría ser una experiencia muy emocionante.

Se sonrojó al pensar en ello.

Estaba a punto de sacar un condón del cajón de la mesita de noche, pero luego cambió de idea.

Estaban intentando tener un bebé, así que ya no necesitaban protección.

Sabía que en la planta superior de la empresa de Bryan había una habitación para descansar durante las reuniones internacionales.

Siempre había querido probarla desde que estaban saliendo, pero por alguna razón lo había olvidado.

—¡Adiós, mi amorcito! ¡Salgo volando ahora mismo!—exclamó Beatriz.

Ana miró el teléfono tras colgar la llamada, recordando la conversación que había escuchado hoy en el bosque.

La voz de ese hombre se parecía mucho a la de Bryan.

Esperaba haberse equivocado y estar pensando demasiado.

——

Alejandro terminó su videollamada y, al no encontrar a Ana, vio el mensaje que ella había dejado en WhatsApp y le respondió.

【Mi videoconferencia ha terminado.】

Luego subió a ducharse.

No le preocupaba que Ana estuviera en el Complejo de Aguas Termales, ya que a esa hora los guardias de seguridad patrullaban.

Además, todas las personas que podían acceder al complejo tenían que registrarse.

Un cuerpo perfecto y un rostro apuesto, su físico era impresionante, con gotas de agua cayendo por su pecho...

Ana sabía que Alejandro tenía buen cuerpo, pero no esperaba que fuera tan bueno.

Inconscientemente, tragó saliva.

—¿Te gusta lo que ves?

Preguntó Alejandro con voz seductora mientras tiraba la toalla y se enrollaba otra alrededor de su cintura, acercándose a Ana.

Ana retrocedió sin darse cuenta, impactada por lo que acababa de ver. —Yo...

Él inclinó la cabeza hacia su oído y, en un tono tentador, le susurró,—Ser mi esposa no es una mala elección, Ana.

Ana estaba completamente sorprendida por sus palabras.

Tragó saliva y respondió,—Ser mi esposo tampoco es una mala elección, Alejandro.

Desde una perspectiva puramente visual, pensó que ambos no salían perdiendo.

Sin embargo, sabía que él no la amaba, y que entre ellos no podía haber lugar para los sentimientos.