Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 246

Después de entrar en la vieja casa, varias miradas se dirigieron hacia ella.

Ana vio primero a Alejandro.

Hoy, Alejandro llevaba un conjunto deportivo gris claro, irradiando un aire juvenil y fresco.

Él la miró.

Su mirada tenía un toque de suavidad.

Ana sintió que era una ilusión, probablemente debido al aspecto juvenil que él mostraba hoy.

O tal vez, se debía a la profundidad de la relación de pareja que aparentaban frente a la abuela García.

Ella no se quedó atrás y le devolvió la mirada con ternura.

Las comisuras de los labios de Alejandro se curvaron ligeramente, de una manera casi imperceptible. Ella actuaba muy bien; alguien que no los conociera pensaría que eran una pareja muy unida.

Sin embargo,

Su mirada se detuvo en los ojos llenos de ternura de ella durante unos segundos.

Cuando ella sonreía, sus ojos se curvaban, como si destellaran con luces estelares, como si realmente estuviera enamorada de él.

Sus ojos se oscurecieron un poco.

—Anita, ven aquí,—dijo abuela García con cariño al ver a Ana.

Ana se acercó de inmediato.—Abuela.

—Debes haber conocido a tu Don Hugo. Don Hugo dice que la pintura heredada de su familia la estás restaurando tú.

Dijo abuela García mientras miraba a Don Hugo y lo presentaba a Ana cuando ella se acercó.

—Sí, Anita es realmente excepcional. Todas esas cosas que consideraba tesoros resultaron ser falsas. Perder el dinero no importa, lo que realmente me dolió fue haber invertido tantos sentimientos en ellas, haberlas apreciado tanto durante tanto tiempo,—añadió el abuelo Ramón.

Los tres no paraban de elogiar a Ana, y ella empezaba a sentirse un poco incómoda.

Aunque no era tan fácil de avergonzar, tampoco podía evitar sonrojarse ante tantos halagos de los mayores.

Además, con los elogios de abuela García, ella pudo sentir que Alejandro la estaba mirando.

Esa mirada parecía estar evaluando si realmente era tan buena como decían los tres ancianos.

Ana lanzó una mirada a Alejandro, pidiéndole que dejara de mirarla.

Alejandro arqueó una ceja y se acercó a Ana.

Juntos, los dos parecían una pareja perfecta.