Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 295

En WhatsApp solo había mensajes de otras personas, sin rastro alguno de un mensaje de Ana.

Esta mujer podía llamarlo "marido" en la cama, pero fuera de ella, se volvía fría e indiferente.

Alejandro frunció ligeramente los labios, se levantó y se acercó a la ventana, mirando la bulliciosa ciudad A, con sus calles llenas de tráfico.

Sin razón aparente, una sensación de molestia lo invadió.

Sacó un cigarrillo. En medio de las volutas de humo, entró un mensaje en su teléfono.

Con el cigarrillo entre los dedos, abrió WhatsApp.

Era Ana.

【Esta noche, la abuela dijo que enviarán la cena desde la casa vieja. ¿Vas a venir a cenar?】

Alejandro no se dio cuenta de que sus labios finos se curvaron ligeramente mientras respondía al mensaje.

——

El viernes, Ana terminó el cuadro de Don Hugo.

Cuando Don Hugo recibió la pintura, restaurada a su estado original, sus ojos se llenaron de lágrimas.

—¡Anita, tu habilidad para restaurar es increíble! No has tardado mucho y ya está completamente restaurado.

Don Fernando, que estaba al lado, también tenía una expresión de asombro en su rostro. Sabía mejor que nadie cuán deteriorada estaba esa pintura originalmente, por lo que era aún más consciente de la habilidad de Ana. Sin duda, ser discípula de la hermana Ruiz le había otorgado un talento que, tal vez, algún día superaría al suyo.

Bueno, de hecho, ya lo había superado con esta restauración.

Cuando vio ese cuadro, incluso él sintió temor, sin ninguna confianza de poder restaurarlo correctamente.

—La habilidad de Ana es realmente extraordinaria, difícilmente encontrarás a alguien mejor en la ciudad A,—elogió Don Fernando.

Don Hugo asintió repetidamente—Sí, sí, es muy difícil encontrar a alguien igual. Ah, Anita, investigué lo de la última vez. Alguien engañó a mi hijo menor para que comprara ese vestido de noche con la intención de hacerle daño a tu abuela Alicia. Ya hemos solucionado todo, y tu abuela Alicia está recuperándose.

Incluso su piel era mejor que la de Laura, quien se cuidaba meticulosamente todos los días.

Después del trabajo, Ana fue al centro comercial de enfrente. Escogió dos juegos de productos para el cuidado de la piel y maquillaje, y también compró ropa y zapatos según la altura y el peso de Elena.

Una vez que todo estuvo combinado, también compró algunas otras cosas. El maletero estaba lleno a rebosar.

Al día siguiente, cuando se estaba preparando para salir, Alejandro la miró de reojo.

Al ver esto, ella le preguntó con una sonrisa:—¿Quieres venir a conocer a mi familia? Mi mamá cocina muy bien. Mucho mejor que yo.

Aunque lo estaba preguntando, sabía perfectamente que Alejandro no iría.

Todavía no estaban en ese punto.

O, más bien, aún no era el momento.