Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 301

Carmen mordía su labio, mirando hacia Elena, —Mamá, yo... ahora solo tú puedes confiar en mí, realmente he cambiado.

Elena se mostraba aún compasiva, aunque...

—Hay cosas que, una vez sucedidas, no se resuelven con unas pocas palabras de disculpa, Carmen. Hoy te disculpaste con Ana delante de nosotros solo para obligarla a perdonarte, ¿cierto? ¿Cómo esperas que Ana te perdone fácilmente después de todo lo que le hiciste? Francisco tiene razón, el tiempo lo dirá todo. Si realmente has cambiado, lo sabremos en el futuro; por ahora, lo mejor es que te vayas.

Al escuchar las palabras de Elena, Carmen se enfureció tanto que casi no podía respirar. ¡Qué madre tan increíble!

¿Qué madre biológica haría eso, ignorar a su propia hija por otra persona?

¡Y encima una pobre!

Enfadada dijo, —Está bien, hoy simplemente no vi la situación claramente, pensé que podríamos resolver el resentimiento, pero terminaron echándome toda la culpa a mí!

—No debería haber venido, ¡lo lamentarán! Y tú, Ana, ese novio que tienes, no es más que un hombre común, ¿lo mantienes tú, verdad? ¡Eso no es sorprendente! ¿Qué tipo de familia adinerada podrías encontrar? Yo voy a casarme en una familia rica, ¡más te vale que no necesites nada de mí en el futuro!

Al ver las verdaderas intenciones de Carmen, Francisco levantó la mano y le dio una bofetada.

—Tu mente es malvada, piensas que todos son tan bajos como tú, Carmen, aunque genéticamente seas mi hermana, en realidad, no tienes derecho a serlo, ¡fuera!— Francisco reprendió con furia.

Carmen había difamado a Ana delante de ellos, sin mencionar lo que pasaba en Casa González, ¡cómo la difamaban y maldecían a Ana allí!

Y si Alejandro es un hombre mantenido, ¿qué son los demás?

Carmen, aturdida por la bofetada, se cubría la cara, —¡Tú!

—Supongo que has vuelto de repente y has cambiado tanto de actitud porque quieres que estas personas te obedezcan como a los de la familia González, ¿no es así?—Ana reveló las intenciones de Carmen con una sonrisa burlona.

Carmen evitaba la mirada de Ana con ojos esquivos, —No sé de qué estás hablando.