Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 335

Carlos estaba lleno de lágrimas, consumido por el dolor y el arrepentimiento.

Su comportamiento no pasó desapercibido para los que estaban cerca.

Los murmullos no tardaron en llegar a los oídos de Ana.

—Este hombre claramente está pidiendo perdón por algún error que cometió. Si yo fuera ella, lo perdonaría; un hombre que se arrodilla de esa manera realmente reconoce su falta.

—Un arrepentimiento tardío no tiene valor, llorar así sólo muestra que cometió un error imperdonable con esa mujer. ¡No debería ser perdonado!

—Quizás no lo hizo a propósito.

—No hay tantos errores que sean involuntarios.

Ana reflexionaba sobre su ignorancia pasada, y su rostro gradualmente se volvía inexpresivo.

Si no hubiera renacido y descubierto lo de Carlos y Carmen antes del accidente, quizás todo habría sido diferente, y no habría tenido que soportar ese tormento inhumano.

Al ver a Ana de repente en silencio, Carlos sintió un alivio; ¡seguramente estaba considerando perdonarlo!

Si está considerándolo, eso significa que aún hay esperanza.

—Ana, puedo darte todo: mis ahorros, tarjetas de banco, todo, y desde ahora obedecerte completamente.

Ana miró a Carlos con frialdad mientras mostraba su humildad. Carlos, capaz de humillarse así, realmente carece de dignidad.

—¿Tu dinero? Más bien, ¿el dinero de Carmen, no es cierto? Ver a la mujer que te gusta ser arruinada por otros, ¿te hace sentir orgulloso? Carlos, tú, desde el principio, solo has pensado en ti mismo. No dudas en utilizar cualquier medio para alcanzar tus metas.

Se sacudió la arena del cuerpo, se levantó y luego miró desde arriba a Carlos, arrodillado ante ella.

¿Con José?

Si Diego y Laura se enteran, entonces la familia González definitivamente enfrentará un gran caos.

Eso es lo que Laura siempre menciona sobre la buena educación, vaya buena educación.

Sin embargo,

—¿Qué tiene que ver eso conmigo? —Ana miró a Carlos con una risa fría.

Esas palabras, saliendo de la boca de Carlos, solo incrementaban el disgusto y la repulsión.

—Ana, ¿cómo puede no tener relación? La gente de la familia González te trató de esa manera antes, te enviaban al hospital para donar sangre sin más, Carmen te usaba como un banco de sangre, y cómo te trataron ellos, ahora que su familia está en caos, creo que es su merecido castigo,— insistió Carlos apresuradamente.