Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 413

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En el Complejo de Aguas Termales, ellos continuaron con dos días más de desenfrenado amor.

Durante esos dos días, no salieron del complejo.

Permanecieron allí, desatados, incluso las comidas se las trajeron a la habitación.

Bryan y Leticia liberaron las bestias salvajes que llevaban dentro, como si estuvieran poseídos.

Bryan estaba desenfrenado y Leticia, evidentemente feliz.

Ella siempre pensó que, ahora que Bryan estaba tan entregado a ella, seguramente la valoraba más en su corazón; nunca antes había estado tan desatado.

Después de dos días de locura, y tras comer el almuerzo, tenían que partir.

Leticia estaba algo reacia, pues estaba comenzando a enamorarse cada vez más de Bryan.

—Presidente Campos, no quiero separarme de ti, ¿podemos esperar hasta la noche para irnos?

Aunque aún quedaban muchos días por delante, ella deseaba estar con él en todo momento.

—Desde hoy, dejarás la ciudad A. Sin mi permiso, no puedes regresar.

La voz de Bryan era fría.

Leticia se quedó estupefacta, pensando que había escuchado mal. —¿Me voy de la ciudad A?

—Sí.

—¿Por qué? ¿Por qué me haces irme de la ciudad A? Si me voy, ¿a dónde iré? Presidente Campos, no puedo dejarte.— Leticia estaba increíblemente angustiada.

¿Cómo podía decirle de repente que se fuera de la ciudad A?

¡Ella no se iría!

Estaba tan cerca de lo que quería, ¿cómo podía decirle fríamente que se fuera después de todo su amor?

Antes le había pedido que renunciara.

Luego se levantó y empezó a vestirse, prenda tras prenda.

Por la actitud de Bryan, era claro que no había margen de negociación en este asunto.

Leticia palideció. —Desde el momento en que llegué a la ciudad A para la universidad, juré que nunca dejaría esta ciudad en mi vida. Presidente Campos, no puedes ser tan egoísta. Puedo dejar la empresa, y nunca más apareceré frente a ti.

Aunque sus palabras sonaban definitivas,

su corazón decía: Bryan, ¡ella no se iría! ¡Definitivamente se casaría con él, y nadie los separaría!

Bryan la miró profundamente, pensando que ella había sido realmente buena últimamente y había cumplido sus promesas, asintió y dijo: —Está bien.

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Al salir del trabajo por la noche, Alejandro llamó para decir que justo pasaba por allí para recoger a Ana después del trabajo.

Ella no había traído su coche ese día; también había sido Alejandro quien la había llevado por la mañana.

Al salir, corrió directamente hacia la acera donde el coche de Alejandro estaba claramente estacionado al lado del camino.