Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 428

En el coche, Pablo hizo la pregunta cuya respuesta, en realidad, ya había adivinado.

—Así que, ¿tu marido es Alejandro?

Ana admitió, —Sí, es él.

Pablo se sintió inmediatamente desanimado, ¡estaba acabado, no tenía oportunidad!

Desde entonces, solo podría ser colega de Ana.

Se sintió terriblemente mal por dentro.

Y no podía dejar que Ana notara su estado de ánimo, así que forzó una sonrisa y cambió de tema, —La familia González es muy desvergonzada, seguramente no dejarán las cosas así, ¡deben estar pensando en cómo podrían encontrarse con Alejandro!

—En efecto, no dejarán las cosas así, ya estoy preparada, gracias por hoy. Es hora de cenar, ¿qué te gustaría comer?— Ana preguntó, echando un vistazo al reloj.

Pablo estaba a punto de decir que quería comida occidental, pero luego recordó el mensaje que Caio le había enviado antes de subir al coche, diciéndole que volviera a casa, que Alejandro quería cenar con su esposa esa noche y que no interferiera en el tiempo de la pareja.

Cada palabra del mensaje era como una espina clavándose en su pecho.

¿Cenar con él es solo una pérdida de tiempo?

¿Alejandro es demasiado posesivo?

Aunque pensaba esto, Pablo no se atrevió a decirlo y negó con la cabeza: —Mi tío acaba de decirme que necesita verme, ¿podemos dejar la cena para otro día?

¡Estaba descorazonado, ahora estaba completamente descorazonado!

Anteriormente aún fantaseaba con que podrían estar juntos en una relación, ahora no tenía que pensarlo, ¡era completamente imposible!

¡Era la primera vez que le gustaba alguien, la primera vez que quería restringirse y convertirse en una mejor persona por alguien, y ahora...

Sus sueños se habían hecho añicos!

¿Quién puede entender este sentimiento?

Después de separarse de Pablo, Ana regresó a La Villa Estrella del Mar.

Alejandro le había enviado un mensaje de WhatsApp poco antes, diciéndole que la cena ya había sido enviada por el hotel.

Una ráfaga de aromas deliciosos los envolvió.

No en vano era el nivel de un chef de un hotel de cinco estrellas, incluso la comida para llevar mantenía su sabor y aroma completos.

Ella realmente tenía hambre.

—¡Qué delicioso! La comida de este hotel es realmente buena.— Ana, encantada por la comida, tenía los ojos brillantes.

Alejandro siempre había sido indiferente hacia la comida, pero comer con Ana siempre hacía que lo que comía supiera mejor y solía comer más de lo habitual.

—Si te gusta, la próxima vez podemos ir a comer al hotel. En Casa González, ¿intentaron hacerte hacer algo?— El tono de Alejandro era muy casual.

Como si estuvieran simplemente charlando.

Eso le dio a Ana la sensación de que habían estado casados durante muchos años.

Ese estado era, de hecho, bastante cómodo.

Aunque no tenían el amor apasionado de los amantes, ella estaba muy satisfecha con la relación tal como estaba ahora.