Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 438

La expresión de Bryan se volvió repentinamente severa.

Ángeles conocía a su hija mejor que nadie; una vez que Beatriz tomaba una decisión, nadie podía cambiarla.

Era ese carácter, igual al de su esposo.

—Pero... estás tan cansada todos los días por el trabajo, ¿cómo te prepararás para concebir?— Ángeles insistió, sin darse por vencida en su intento de persuasión.

Además, el hecho de que Bryan la haya buscado indica que él no quiere que Bea trabaje como asistente de una estrella.

Y esa estrella era un hombre.

Lo mínimo que podía hacer es evitar que esto afectara su relación. Ángeles percibió agudamente que parecían tener algunos problemas; antes Bea estaba muy proactiva con la idea de concebir, ahora ya no tenía tanta prisa.

Beatriz miró a Bryan, cuya expresión era inescrutable, y de repente se sintió sofocada. Luego, miró a su madre.

—Bryan también está muy ocupado todos los días, ¿por qué no dices nada de él? No seas tan hipócrita, mamá. Todo el mundo trabaja, pero eso no ha impedido que nadie tenga hijos. No concebí cuando no trabajaba, tal vez ahora que trabajo, sí. Cuando quede embarazada, entonces será el momento de renunciar. No hablemos más de esto.

Ángeles suspiró y no dijo nada más.

Después de despedir a Ángeles, Beatriz confrontó a Bryan: —Fuiste tú quien trajo a mamá aquí para forzarme a renunciar, ¿verdad? Bryan, no seas tan egoísta. Tú puedes estar ocupado de la mañana a la noche, no regresar a casa en uno o dos meses, y yo te apoyo. Pero, ¿por qué intentas detenerme de perseguir el trabajo que me gusta?

—Ese trabajo no es adecuado para ti, Bea, por favor, renuncia. Puedes elegir cualquier otra compañía para postularte.— El corazón de Bryan parecía oprimido por una piedra, pero aún así mantuvo su emoción estable y su tono suave al persuadirla.

Los ojos de Beatriz se enrojecieron, y ella negó con firmeza, —No, no voy a renunciar.

La mirada de Bryan se oscureció y sus labios se tensaron ligeramente.

Beatriz sabía que estaba enojado, pero definitivamente no podía retroceder.

Los dos se quedaron mirándose en silencio.

Nadie habló más.

El tiempo pasó tanto que hubo un momento en que ella pensó que no podría mantenerse firme y estaba a punto de ceder.

Afortunadamente, su voluntad era firme.

Finalmente, Bryan cedió, —Esperemos a que quedes embarazada para que renuncies al trabajo.

Beatriz se sintió aliviada inmediatamente y se lanzó a abrazar a Bryan, —Querido, siempre supe que eres la mejor persona del mundo para mí.

La expresión dura de Bryan se suavizó, y la abrazó, —Ve a ducharte.