Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 448

Un toque urgente en la puerta despertó a Elena.

Elena se había ido a la cama temprano, alrededor de las ocho.

El sonido de golpes urgentes en la puerta la sobresaltó, despertándola de inmediato; al principio, incluso pensó que estaba soñando.

Una vez despierta, se puso rápidamente una prenda de vestir y se dirigió hacia la puerta.

Miró a través del visor y vio a Carmen.

Elena se sintió algo sorprendida; ¿qué hacía Carmen a esta hora?

Ella estaba al tanto de los sucesos recientes en la familia González; Francisco y Manuel también le habían contado algunas cosas, y había visto por sí misma cómo la familia González había forzado a Ana a renunciar.

Pensando en esto, frunció el ceño.

Carmen comenzó a llorar en la puerta, suplicando: —Mamá, ¿puedes abrir la puerta, por favor? ¿Puedo entrar? Mamá, soy tu hija, ¿vas a dejarme parada aquí afuera?

Al escuchar las palabras de Carmen, Elena se dio cuenta de que su cabello estaba despeinado, su ropa parecía algo sucia y se veía terriblemente pálida.

Después de dudar un momento, abrió la puerta.

En el instante en que la puerta se abrió, Carmen irrumpió hacia adentro, abrazando a Elena: —Mamá, no tengo a dónde ir, la familia González se ha quebrado, no me quieren más, y además se han llevado todos mis ahorros para pagar sus deudas; no me queda nada, solo a ti, mamá.

Elena se quedó rígida, incapaz de abrazar a Carmen.

Pensando en las cosas que Carmen había hecho, su rostro se endureció: —Elegiste no volver a casa y quedarte en Casa González; esa fue tu decisión. Ahora que la familia González no te quiere, debe haber razones para ello, Carmen. No pienses que soy tonta. No tenemos mucho espacio aquí para acogerte; pronto nos mudaremos de aquí, y tú ya tienes más de veinte años. Anita ya está trabajando y alquilando fuera, no necesitas venir a mí. No tenemos ninguna relación.

Luego, empujó directamente a Carmen.

Y la empujó fuera de la puerta.

Ia puerta se cerró con un golpe.

Mirando la puerta cerrada frente a ella, Carmen se enfureció: —¿No piensas en tu propio futuro? Con mi apariencia y educación, al casarme en una familia rica, todos ustedes podrían tener una buena vida siguiéndome; ahora les pido que hagan un esfuerzo por mí, en mi momento más difícil, les traigo la oportunidad y ustedes no la valoran.

...

Palabras destructivas continuaban llegando a los oídos de Elena.

Elena suspiró.

Luego, se sintió aún más aliviada de haber tomado la decisión correcta.

Manuel le envió un video que estaba en tendencia, y ahora todo el mundo en la ciudad A lo había visto.

En el video, Carmen actuaba como una loca, desvistiéndose y comportándose de maneras que ponían la piel de gallina a los espectadores.