Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 506

—Podríamos hacer que la sirvienta que limpia todos los días en La Villa Estrella del Mar, secretamente perfore algunos agujeros en los condones del Señor García, y haga varias perforaciones en cada uno.— Antonio raramente concibe tales malas ideas.

Sin embargo, mientras lo decía, sus ojos brillaban como si él mismo fuera a realizarlo.

Doña García, al escuchar esto, sus ojos brillaron aún más y de repente pensó en algo, —¿No será que tu nieto también fue obtenido de esta manera?

Antonio se atragantó de golpe.

Parpadeando.

Esto... ¿Cómo responder?

Abuela García parecía saberlo todo, —No hay prisa, esperemos un poco más, Anita aún no se ha recuperado completamente, dejémoslo para cuando esté completamente sana, y además, en unos días, esas personas problemáticas volverán del extranjero, y tendrán muchas cosas que manejar cuando regresen, tener un niño después de resolverlo todo no es tarde.

Cuando su voz se apagó, el rostro de abuela García se volvió gradualmente más grave.

Antonio también dejó de reír y no se atrevió a hablar más.

—

De repente, en la ciudad A comenzó a llover fuertemente.

El aire estaba húmedo y el cielo oscurecido.

Justo hoy, Mauricio tenía que filmar una escena bajo la lluvia.

El director había estado esperando este tipo de clima durante casi medio mes.

Varias escenas programadas con anticipación se completarían hoy, y Beatriz ya sabía el itinerario, llegando temprano como lo indicó el director.

Cuando Mauricio llegó al set y vio a Beatriz, se sorprendió, —Tú...

Beatriz sonrió de inmediato como siempre, sin importarle, —Hoy me tocaba trabajar, ¡bastante puntual, verdad! Y además ya preparé agua caliente, toallas y ropa nueva, asegurándome de que nuestro Señor Mauricio no se resfríe.

Mauricio la miró profundamente y luego sonrió, —No te preocupes, no soy tan frágil, solo es un poco de lluvia.

Bruno, a un lado, sin palabras, añadió: —Mañana tienes un anuncio y un programa de variedades que grabar, mejor ten cuidado hoy.

—¿Tú has bebido?— Preguntó Mauricio a Beatriz.

Beatriz negó con la cabeza, —No me mojé con la lluvia, no necesito beber.

Mauricio echó un vistazo al rostro adelgazado de Beatriz, —¿Has estado enferma estos días sin comer?

—¿Ah? Sí comí, pero no mucho, hoy ya estoy bien, Señor Mauricio no tiene que preocuparse, ahora definitivamente no afectará mi trabajo.— Beatriz no se atrevió a levantar la cabeza.

En sus ojos todavía había debilidad y dolor que no podía ocultar.

Probablemente la preocupación del Señor Mauricio le hizo recordar las experiencias de estos días.

Algunas cosas no desaparecen solo porque uno intente no pensar en ellas.

El astuto Bruno notó algo inusual en Beatriz y de inmediato elogió con una sonrisa, —Se nota que ya estás casi recuperada, ni siquiera pensé en preparar chocolate caliente, pero tú ya lo habías pensado, ¡bien hecho!

—Sí, cuando me lo tomo en serio, nadie puede hacerlo mejor que yo!— Beatriz, como siempre, adoptó una pequeña actitud orgullosa.