Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 540

¿Quién es Eduardo?

Él es el asistente número uno de la ciudad A, dotado de una percepción excepcionalmente aguda.

Sin embargo, no lo proclama a viva voz.

En realidad, ya lo sabe todo.

Además, piensa que Ana es una persona digna de la estima del jefe, capaz de obtener constantes elogios de Doña García, quien la mima como si fuera su propia nieta. ¿Cómo podría no ser excelente?

—Vamos—, instó Alejandro.

Eduardo partió de inmediato.

Había muchos asuntos pendientes hoy.

¡Sin duda, estaría ocupado todo el día!

—

Nuria regresó a casa, se duchó y no logró conciliar el sueño en toda la noche.

Al amanecer, finalmente reunió el valor para intentar contactar a Francisco.

Realizó varias llamadas, pero no obtuvo respuesta.

Recordando lo que Francisco había mencionado el día anterior, ¿sería posible que estuviera trabajando a tan temprana hora?

Iván e Inés, que tampoco pudieron dormir, notaron que Nuria había intentado hacer una llamada pero no había hablado. Inés, preocupada, se acercó y preguntó: —¿Cómo está?

—Debe de estar ocupado, quizás sin su móvil a mano.

—¿Tan temprano y ya está ocupado? ¿Realmente es tan indispensable?— Inés mostró su descontento.

Él es solo un empleado común, de bajo rango.

Iván también expresó su descontento: —¿Y si está evitando tus llamadas a propósito? Tener tu afecto es su buena suerte, ¿cómo se atreve a no contestar?

—No es como ustedes dicen, que evita las llamadas a propósito. Si no responde, solo puede ser que está realmente ocupado—, defendió Nuria a Francisco.

A Iván e Inés no les importaba qué tipo de persona fuera Francisco.

En su ansiedad, llamó a Francisco otras dos veces, pero él aún no respondió.

En un momento de total desesperación, pensó en Ana y decidió llamarla.

La llamada se conectó.

Pero no fue Ana quien respondió.

Fue Alejandro quien atendió el teléfono.

—¿Cuál es tu propósito al llamar a Ana?

La voz de Alejandro, incluso a través del teléfono, seguía siendo intimidante y esparcía el miedo. Nuria apretó el teléfono, y una capa de sudor fino empezó a formarse en su frente.

—Esto es realmente un malentendido, puedo explicarlo, nosotros...— Nuria, aunque es presentadora de profesión y suele reaccionar con agilidad, se encontró sin palabras frente a Alejandro.

Por un instante, no supo cómo excusarse.

—Solo ustedes, la familia Flores, me tratarían como a un tonto—, la voz de Alejandro se volvió aún más fría.