Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 557

Ella miró fríamente a Leticia y luego dijo: —Controla a tu amante. Si se presenta otra vez ante mí, no dudaré en informar a nuestros padres sobre nuestra situación. A ti quizás no te importe, pero a mí sí me molesta.

Al oír esto, Leticia palideció y preguntó: —¿A quién llamas amante?

Bryan también intervino: —¿Leticia fue a verte?

Al escuchar a ambas personas preguntarle casi al mismo tiempo, el rostro de Beatriz palideció y se rió de sí misma diciendo: —Qué sincronizados están. ¿No es suficiente con mi bendición? Firma el divorcio pronto; será mejor para todos.

Tras decir esto, Beatriz colgó el teléfono.

Leticia, aterrada, exclamó: —¿Cómo pudiste llamar al presidente Campos? ¡Tú!

Beatriz miró su teléfono móvil, sintiendo un peso en el pecho, y alzó la vista hacia Leticia, diciendo fríamente: —¡Fuera! Ve a buscar a Bryan, no me busques más, realmente me das asco.

Leticia tenía el rostro pálido, con los ojos llenos de odio y miedo. —¡Tú!

Cuando vino, nunca imaginó que la actitud de Beatriz sería tan firme, y que no se vería afectada en absoluto.

Además, Beatriz había contactado a Bryan.

¿Qué haría Bryan ahora? De repente, Leticia fue a buscar a Beatriz, y también se dio cuenta de que Beatriz, que podría casarse con Bryan, no podía ser tonta.

La serie de acciones de Beatriz no dejaba oportunidad de interrupción.

—Recuerda lo que acabo de decirte.

Antes de irse, Beatriz le lanzó una última frase a Leticia.

Leticia permaneció rígida en su lugar.

El teléfono en su bolso seguía sonando, recordándole que Bryan la estaba llamando.

Un miedo intenso se apoderó de su corazón.

No se atreve a contestar el teléfono.

Al ver la preocupación de ambos, los ojos de Beatriz se llenaron de lágrimas, y ella, con una sonrisa forzada, negó con la cabeza: —Por supuesto que no, no soy tan fácil de molestar.

Era precisamente lo que intentaba no pensar, algunas heridas internas, que habían sido reabiertas por la aparición de Leticia.

Y la llamada que había hecho a Bryan justo antes, era como echar sal en la herida, haciéndola más grave.

Esta herida sangrante la hacía sentir que no podía seguir adelante.

—Mientras no te hayan molestado, está bien, pero si alguien lo hace, dímelo,— dijo Mauricio con su voz calmada.

—Está bien, si alguien me molesta, ¡os lo diré!— Beatriz, con los ojos ligeramente enrojecidos, luchaba por contener las lágrimas.

Está bien.

Mauricio, sin dejar rastro, echó otra mirada hacia Leticia, que huía despavorida.

Despreciaba a Bryan.