Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 561

Aunque Alejandro sabe que Eduardo no se atreve a mirar, y aunque el anciano de la tienda es de edad avanzada, tampoco desea que alguien vea a Ana de esa forma.

Ella va a regresar a casa para ponérselo y mostrárselo.

Ana aún no había reaccionado del todo, asintió con la cabeza, —Está bien.

Cuando fue al vestidor para cambiarse la falda de flamenco, se preguntó, ¿ya no está enojado?

Aquella noche, cuando él descendió del coche y se marchó, emanaba una presencia imponente y aterradora.

Al salir del vestidor, Alejandro le tomó de la mano, y sin permitir que el empleado la empacara, tomó la falda de flamenco de sus manos.

Él le dijo directamente a Eduardo, —Nos vamos primero.

Eduardo asintió en respuesta.

Los ancianos y empleados tardaron un momento en darse cuenta.

¡Así que esta señorita es la novia de Alejandro!

Viendo que el anciano y el empleado seguían atónitos, él sonrió y dijo, —Voy a pagar el saldo.

Cuando el dueño vio salir a Ana del vestidor, sus ojos se abrieron de par en par.

Pero hay que decirlo, ¡el cuerpo de Ana es realmente perfecto!

No es de extrañar que el dueño no pudiera resistirse y se la llevara directamente; ahora que el asunto está resuelto, no importa qué conflictos hubieran tenido antes, todo ha terminado.

El jefe le aumentó el sueldo, y realmente valió la pena.

Hoy demostró un "encuentro" perfecto y astuto.

—

De vuelta en el coche.

Alejandro se sentó en el asiento del copiloto.

Cada vez que Alejandro se sienta en su coche, lo hace parecer aún más pequeño y estrecho, sus largas piernas parecen no tener dónde caber.

—Tú...

Ana estaba a punto de hablar cuando de repente Alejandro sostuvo sus mejillas, la atrajo hacia él y luego un beso que le impidió decir lo que quería decir cayó sobre ella.

Alejandro se quedó sorprendido, mirando sus párpados caídos y sus largas pestañas temblando ligeramente.

—No hablemos de eso,— dijo con voz baja.

¿Le gustaba ella?

Alejandro se preguntó de nuevo en su corazón. Acerca del amor, nunca lo había experimentado desde pequeño, no sabía cómo era amar a alguien.

Ana apretó bruscamente el volante y dijo en voz baja: —¿Podemos hablar?

Alejandro levantó una ceja, —¿Hablar de qué?

Si tienen tiempo para hablar, mejor que se apuren a casa, porque todavía tenía en mente cómo se veía ella con la falda de flamenco.

Demasiado tentador.

Nunca se había considerado tan lascivo.

Al escuchar la indiferente respuesta de Alejandro, Ana sintió como si una gran piedra le oprimiera el corazón. —La última vez que hablé fue en serio. Aunque fue una decisión repentina, he reflexionado en estos días y creo que no somos compatibles. La vida es muy larga y durante ella sucederán muchas cosas. Dos personas que se aman no siempre pueden estar juntas toda la vida, y nosotros... primero cumplamos con nuestro acuerdo de tres años.