Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 580

—Parece que al presidente García no le agrada mucho cómo trata a la señora García. Probablemente ella sienta que a él no le importa, ya que las mujeres necesitan atención y cuidado. Esta noche, después del trabajo, llevaré a mi esposa algo de barbacoa y un pastelito, además de dedicarle unas palabras sinceras. De verdad, sus ojos solo me miran a mí. Así que, el presidente García podría mostrar un poco más de ternura hacia la señora García para que ella pueda sentirlo.

El conductor dijo unas palabras sinceras.

Espera que el presidente García tome en cuenta sus palabras.

Alejandro arqueó una ceja, —¿Con solo algo de barbacoa y un pastelito ya solo te mira a ti?

—Señor presidente, las palabras amables también deben decirse con dulzura—, le aconsejó el conductor con seriedad.

Lo más importante es ser amable y cariñoso.

Alejandro bajó la mirada hacia la mujer que sostenía en sus brazos, reflexionando seriamente sobre lo que el conductor había dicho.

El conductor no lograba discernir la emoción actual de Alejandro.

Ahora, lamentaba un poco no haberse contenido antes y hablar tanto.

Algunas verdades, sin duda, el presidente García ya las sabe.

—Bueno... me voy ya, presidente García—, dijo el conductor con algo de temor.

Alejandro le respondió con un simple asentimiento, —Mhm.

El conductor se retiró de inmediato.

Alejandro subió las escaleras llevando a Ana en brazos.

La colocó en la cama y mientras se cambiaba de ropa, ella permaneció tranquila, muy obediente.

Alejandro ya no estaba tan enojado, —Si hubieras sido así de obediente antes, ¿habría habido tantos problemas?

Esta mujer, despiadada hasta el extremo, bebía hasta perderse en la confusión.

Aunque lo pensaba, el frío en su mirada se suavizaba al ritmo tranquilo de la respiración de Ana.

—

A la mañana siguiente, cuando Ana despertó, tenía un dolor de cabeza terrible.

¿Y ella?

La mirada profunda de Alejandro era enigmática.

Ana se sentía cada vez más insegura, ¿realmente había pasado algo?

Al ver que Ana intentaba ocultar sus emociones pero aun así revelaba cierta preocupación, Alejandro se conmovió y dijo de manera casual: —No hiciste nada demasiado excesivo, solo me abrazaste diciéndome que no me alejara, y que no podías alejarte de mí, que querías vivir conmigo toda la vida.

—¿Qué?— Ana se sorprendió.

¿Realmente se había aferrado a Alejandro en estado de ebriedad, pidiéndole promesas?

—Así que, ¿te has enamorado de mí?— La mirada fría de Alejandro se fijó intensamente en Ana.

Parecía estar esperando una respuesta de ella.

El rostro de Ana cambió.

Al ver el cambio en la expresión de Ana, Alejandro también oscureció su semblante, apartó la vista rápidamente y se levantó de la cama, —Estaba bromeando, sé muy bien que no te enamorarías de mí. Esta mañana, la gente de Casa García traerá el desayuno.